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Diez mandamientos

Magazine

15 mayo 2023
Tema del Mes: La ComposiciónEditor/a Residente: Aimar Pérez Galí

Diez mandamientos

i) Amarás a los tuyos por encima de todas las cosas. Ahora es Pedro Páramo, Massimo Recalcati y unos ensayos sobre el deseo, las observaciones de Gonzalo Maier a Leer y dormir, la primera novela de Clarice Lispector subrayada de arriba abajo, la tesis doctoral de Anne Carson y la historia del suicidio en Occidente que escribió Ramón Andrés. Extendidos en la mesa comuna ouija profana. Ahora muévelos, como si los presentaras: Ramón Andrés sonríe con la agudeza de Maier al lado, Lispector se asusta con las teorías psicoanalíticas del deseo de Recalcati, Juan Preciado le habla a su madre con los versos amorosos de Carson. Te acompañan. Los amas.

ii) No escribirás ninguna línea en vano. Un verso solo es verso cuando sabe bien por qué se escribe y a quién es que quiere hablar. No tendrás miedo del vicio: siempre hay tiempo para borrar. A veces, el sentido uno lo descubre mucho más tarde, cuando la palabra hace días que se ha escrito y regresa en medio de una pesadilla que te desvela en la noche. Entonces la recordarás, volverás, le darás las gracias. Las líneas que la rodean, las borrarás. Empezarás de nuevo desde este lugar que se ha comido el resto. 

iii) Santificarás los textos. Dejarás que descansen, como descansas tú también. Los olvidarás y crecerán en la oscuridad. Un texto se escribe también por olvido. Pensarás en él mientras andes, cuando vuelvas de trabajar, justo antes de dormir. Le hablarás como se habla a los que hace tiempo que te dejaron. Tratarás de recordar comera, qué rostro tenía, qué caminos tomaba aquella frase y como finalizaba el último párrafo. Aunque no lo sepas decir, no lo molestarás. Recuérdalo: un texto se escribe también por olvido. Cuando pase un tiempo, bastante tiempo como para haberlo añorado, haberlo inventado de nuevo en el pensamiento, volverás. Te dará la bienvenida como nadie nunca te la ha dado.

iv) Honorarás los maestros. Aceptarás la herencia. Creerás, inútilmente, estar a su altura. Solo escribirás si piensas que puedes hablar a aquellos que admiras, si no, estarás haciendo intervenciones insignificantes. Créete uno de ellos mientras escribes, ya llegará el momento de leerte y descubrir que los maestros los hace la Historia y que, el resto, son intervenciones insignificantes. Pero te tienes que creer enorme, inmenso, tienes que pensar que detrás de cada palabra hay mitología y que tus textos iluminan el mundo de una manera sorprendente. Nadie te espera. Ellos también lo pensaban y ahora existes tú para honorarlos.

v) No callarás. Y callarás cuando toque. Escribirás cuando te apetezca, porque el resto de las cosas ya las haces cuando toca. Escribirás y escribirás y escribirás. No callarás. Pero solo lo harás cuando quieras. Después borrarás y guardarás documentos en carpetas aisladas, cambiarás el título para que te sea imposible encontrarlos, se perderán en el silencio triste de un escritorio demasiado lleno. Escribirás y borrarás; escribirás y borrarás y borrarás; escribirás y borrarás y borrarás y borrarás… y así hasta que borrar sea la forma más inteligente de escribir y escribir, la forma más elegante de callar.

vi) Harás acciones impuras. Escribir es mentir, engañar, desear, gandulear, envidiar, enfurecer, dormir, tragar, criticar, odiar, vanagloriarse, excederse, sobornar, manipular, discriminar, transgredir, matar, privar, pervertir, halagar y disgustarse. Todo esto lo harás sentado, con la boca cerrada, y sin mover la vista de una pantalla donde serás más impuro que nunca. Después cerrarás el ordenador, bajarás a hacerte la comida, comerás tranquilamente, recogerás los platos con calma y dormirás una siesta de veinte minutos para volver a escribir otra vez. Tendrás una vida tranquila. Sabrás cuando hay que soltarse.

vii) Robarás. Abrirás uno de tus libros queridos, buscarás un subrayado antiguo, el símbolo del corazón que dibujas al margen de los mejores párrafos. Robarás la frase sin miedo. La copiarás en tu manuscrito. La harás crecer por delante y por detrás. Quizás la borras al terminar, quizás no. Que no te dé miedo dejarla escrita. El lector más inteligente reconocerá la referencia, se sentirá halagado al descubrirla, dirá que tu libro tiene intertextos, herencias y guiños; el lector más estúpido dirá que has plagiado. Pero tú sabes que no se trata de nada de esto, que tu acto era, solo, el acto más simple y más tierno de amor: robar.

viii) Dirás falsos testimonios y mentiras. Inventarás personajes que no te recuerdan a nadie, los describirás con los detalles de las personas que más quieres. Uno tendrá la nariz de tu madre, el otro, la mirada piadosa de tu padre. Habrá un joven que responderá las frases como lo hace tu amiga y la crueldad de aquel personaje secundario será la misma con la que te abandonó tu amor primero. Cuando escribas de personas que conoces, lo harás al revés: distorsionarás la verdad, les añadirás complejidad —aceptémoslo: somos aburridos, no interesamos a nadie—, matizarás el carácter, acentuarás las sombras, harás que parezcan titánicos, enormes, memorables. Quizás así, entonces, habrá merecido la pena haber vivido.

ix) Consentirás pensamientos y deseos impuros. Nada será nunca un error. Equivocarse será un verbo que solo sabrás conjugar en condicional: me equivocaría, perno. No te arrepentirás de los lugares donde la escritura te conduce, no dejarás de escribir por los monstruos inmensos que te llega a hacer crecer el pensamiento. Recordarás que la escritura también te ha dirigido, cuando menos lo esperabas, a los lugares más bonitos, más brillantes, que has conocido jamás. Darás la bienvenida a cada cosa que llegue y la verás pasar como un vecino que llama y viene solo a saludar. Entrará, pasará y se irá. Solo de vez en cuando, llegará uno que querrás que se quede a cenar contigo, con quien desearías pasar la noche entera, de quien podrías enamorarte fácilmente. No olvidesde invitarlo. Cierra la puerta detrás de él, que no se pueda ir. Aférrate a aquel pensamiento como el suicida se aferra a la vida: con ligereza, pero con honor.

x) Desearás los bienes de tu prójimo, pero no demasiado. La envidia mata. La fijación con uno mismo, también. Aquí hay que ser conservadores y buscar el equilibrio tantcomo el orgullo lo permita. Admira tu prójimo, recházalo un poco. Ódiale si hace falta. Pero recuerda que la admiración es un lugar donde descansar. Admirarás sin miedo aquellos que admiras. Se lo dirás. Les dirás que los has subrayado y les has robado frases. Les dirás que has probado de copiarles sin éxito. Les preguntarás cómo han escrito sus libros, a quienes es que leyeron. Leerás lo que te respondan y abandonarás la mayoría en la mitad, porque entenderás que cada autor tiene una constelación propia de textos apreciados y que no todos los libros son para todo el mundo. Irás a buscar tu ouija profana, la extenderás en la mesa y los moverás, como si los presentaras. Te acompañarán. Los amarás. Quizás, entre ellos, estarán Juan Rulfo, Massimo Recalcati, Clarice Lispector o Anne Carson. Quizás serán otros, quien sabe. Los mirarás, ante ti. Los amarás. Te amarán a ti. Y, ahora, por fin, ya podrás escribir. Escribirás.

Pol Guasch (Tarragona, 1997) es máster en Literatura, Teoría y Cultura Contemporáneas (King’s College London) e investigador predoctoral sobre amor y poética en la Universidad de Barcelona. Ha cursado el Programa de Estudios Independientes del MACBA, ha sido profesor de literatura y crítica de la cultura en la UB y, actualmente, forma parte de la productora cultural La Sullivan. Colabora regularmente en RAC1, la Cadena Ser o el Diari Ara. Es autor de los libros de poesía Tanta gana (Premi Francesc Garriga 2018) y La part del foc (Premi López-Picó 2020), y ha recitado sus versos en Sudáfrica, Suiza o Alemania, entre otros. Ha obtenido varias becas de escritura, como la Beca Premis Ciutat de Barcelona 2020, y ha sido autor invitado en residencias internacionales, como la Santa Maddalena Foundation. Napalm en el corazón (Premi Llibres Anagrama 2021), su primera novela, se ha traducido a varias lenguas, como el inglés, francés, alemán o italiano, entre otras, y se está adaptando al teatro y al cine. Por esta novela, ha sido galardonado con el Premi 42 Revelació en catalán y el Premio Talento a bordo del Festival Eñe de Madrid.

Retrat © Francesc Gelonch.

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