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Madre de tres hijos, licenciada en Derecho y especializada en Dirección y Gestión de Asociaciones y Fundaciones y también en economía social y solidaria y cooperativas, Maite Esteve es la directora de la Fundación Catalunya Cultura y Patrona de la Fundación Amigos del MNAC. Ha llevado a cabo toda su carrera profesional en diferentes Fundaciones liderando proyectos vinculados al ámbito del emprendimiento, la educación y la economía social. Una de las líneas de trabajo clave de la Fundación Catalunya Cultura gira entorno a la la Ley de Mecenazgo y de este tema hemos querido hablar con ella.
Montse Badia – Diriges una fundación que tiene como misión «impulsar un nuevo marco de colaboración entre el sector privado, la sociedad civil y la cultura, con el objetivo de promover la creación de nuevos instrumentos de financiación que permitan desarrollar y mantener los proyectos y actividades de ámbito cultural» y a menudo insistes en el hecho que la cultura no es un gasto, sino una inversión en talento y creatividad, un motor económico y social. ¿Crees que este mensaje se va interiorizando o todavía falta mucho?
Maite Esteve – La pandemia ha sido clave para darnos cuenta de que la cultura es una necesidad vital que tenemos como seres humanos, para relacionarnos y mantenernos conectados y felices. Durante el confinamiento los sanitarios han salvado la salud pero la cultura ha sido la que ha cuidado, sin duda, nuestras almas. Aún así, estos mensajes todavía son muy necesarios para concienciar a la sociedad también de su poder de transformador social, económico, territorial e intelectual puesto que en países como el nuestro se reconoce poco, a diferencia de países y culturas como las anglosajonas o del norte de Europa donde la cultura es considerada, sin ningún tipo de duda como un bien esencial.
No obstante, estos mensajes cada vez más gente y más empresas los tienen interiorizados: las empresas que forman parte de nuestro patronato y consejo de mecenazgo, por ejemplo, lo tienen muy claro. Trabajamos con el convencimiento que un país culto es un país más fuerte, más solidario y socialmente más avanzado y más rico. Y todas las empresas e instituciones que forman parte de nuestra Fundación trabajan con este propósito: dar a la cultura el valor que se merece ayudando a hacer más sólidas las iniciativas culturales, promoviendo la mirada del mundo empresarial hacia el mundo cultural e impulsando una mejora legislativa que incentive la inversión privada en la cultura.
MB – Una de las principales actividades de la Fundación que diriges es la de impulsar una ley de mecenazgo. ¿Qué ley tenemos y qué queremos conseguir? ¿Cómo trabajáis desde la Fundación para conseguir este objetivo?
ME – Una de las líneas de trabajo de la FCC desde su creación es promover y fomentar un nuevo marco legal y fiscal de mecenazgo tanto en Cataluña como en el Estado español que favorezca el compromiso ciudadano y empresarial con la cultura. Es fundamental que los gobiernos, tanto estatal como autonómico, destinen un presupuesto público a la cultura y a los sectores social, medioambiental y de la investigación, además del apoyo que pueda dar el ámbito privado.
Entendemos el mecenazgo y la filantropía como una herramienta de creación de capital y riqueza social. Como una herramienta que empodera al ciudadano permitiéndolo participar activamente de iniciativas comunitarias de su interés que benefician a la sociedad en general. Una sociedad y una ciudadanía comprometidas con la cultura de su país es una sociedad más civilizada, más cohesionada socialmente y más democrática.
Queremos sumar todas aquellas voces interesadas en el impulso al mecenazgo. Por eso hemos creado y lideramos la Plataforma para el Mecenazgo, que reúne el consenso y la implicación de los sectores cultural, social, de investigación e investigación en el desarrollo de una ley de incentivos fiscales para la participación de la sociedad civil en las actividades de interés general. Forman parte actualmente más de 100 entidades que comparten una misma visión y estrategia en cuanto a la promoción del mecenazgo. Porque el marco legal/fiscal que sobre esta materia rige en España es la Ley 49/2002 – más conocida como Ley de Mecenazgo – y ha quedado obsoleta por las formas como se sustancian las colaboraciones entre las corporaciones y las entidades no lucrativas como las fundaciones o las asociaciones. Los cambios sociales y tecnológicos de estos últimos casi 20 años han provocado que aspectos concretos de la legislación vigente dificulten la constitución de acuerdos, convenios o alianzas y son un lastre para el desarrollo y el incremento del mecenazgo empresarial y de particulares.
En el año 2016 en la FCC ya elaboramos una propuesta de Ley de Mecenazgo que presentamos a entidades e instituciones reconocidas – fundaciones, federaciones, asociaciones – de los sectores más directamente afectados: el cultural, el social, el medioambiental y el de la investigación, buscando el consenso y las aportaciones que pudieran enriquecer la propuesta. A lo largo de estos últimos años desde la FCC hemos hecho un trabajo de incidencia política con todos los grupos parlamentarios tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlament de Catalunya para presentar la propuesta para conseguir esta mejora legislativa. Actualmente estamos uniendo fuerzas con otras instituciones de todo el estado y de todos los ámbitos implicados para ir juntos con una propuesta que esperamos podamos llegar a ver publicada en el BOE.
MB – Hay otros países que tienen más arraigado este aspecto de la legislación. ¿Cuáles son vuestros modelos de referencia?
ME – Sin duda la legislación que rige este aspecto en Francia, la conocida como Ley Aillagon, ha sido desde los inicios nuestra referencia. La FCC se basa en el modelo del país vecino que históricamente ha tenido un Estado omnipresente en el ámbito de la cultura, pero que desde el impulso al mecenazgo cultural de Jean Jacques Aillagon durante su mandato como Ministro de Cultura y Comunicación, permitió que la iniciativa privada diera un impulso al mecenazgo que ha creado un modelo de referencia a seguir tanto para España como para Catalunya, lejos del modelo de filantropía anglosajona de USA y UK con las que no nos podemos identificar tanto. En el año 2003 la cámara francesa aprobó la Loi du Mécénat e inició una serie de políticas públicas de fomento del mecenazgo cultural, social, etc. El factor clave de éxito para el desarrollo de la filantropía y el mecenazgo, más allá de los tipos de deducción fiscal para donaciones de empresas y particulares, sin duda fue la creación de una Mission du Mécénat una institución encargada de promover y difundir información sobre el sistema tributario del mecenazgo, que interactúa con otros ministerios, que aconseja a las instituciones públicas, los líderes de proyectos, las empresas y los particulares en materia de mecenazgo. En definitiva, una institución que promueve el mecenazgo y/o patrocinio cultural y el de sus actores explicando las ventajas del compromiso a las empresas y la ciudadanía relacionándolos con las entidades y los proyectos comunitarios de su entorno, de forma que la motivación se basa tanto en la sensibilización con la comunidad como por la visibilización de la aportación y el beneficio fiscal, siendo capaz de llegar a todos los municipios, en todo el territorio, y corresponsabilizando a empresas y ciudadanos con su entorno y haciendo que se impliquen.
MB – La ley de mecenazgo contempla no solo la cultura, sino las tareas sociales y de investigación. ¿Piensas que es importante que la cultura deje de percibirse cómo algo autónomo y que esté más interconectada con otros ámbitos (el social, el científico o el educativo, entre otros)?
ME – Evidentemente. Y es que es así. La cultura, en cualquiera de sus formas, siempre tiene un impacto o se alimenta de alguno de los ámbitos que mencionas, es transversal y tiene multitud de puntos en común y maneras de hacer con la ciencia, la investigación, la educación…. y sin ningún tipo de duda comporta siempre una mejora en la calidad de vida de las personas.
De hecho, la Plataforma para el Mecenazgo, cuenta con el apoyo del sector cultural, pero también con el de la investigación y sociales, entre otras. Hace cuatro años que destinamos muchos esfuerzos para conseguir una adecuación del marco legal vigente a las demandas de participación de los diferentes sectores de la sociedad civil, como la educación, la investigación, la cultura o el social. Tenemos muy presente esta interconexión y no nos lo podemos imaginar de otra manera.
MB – ¿Qué es el Sello de Empresa Comprometida con la cultura y en qué medida puede ayudar a que las empresas tengan la responsabilidad hacia la cultura en sus agendas?
ME – El Sello de Empresa Comprometida con la Cultura es una distinción que nace en colaboración con la Cátedra de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de la Universitat de Girona con la voluntad de reconocer a las empresas que apoyan a la cultura.
La alianza estratégica entre cultura y empresa es garantía de la sostenibilidad del mundo de la cultura.
Es un sello pionero en el sector que ofrece la posibilidad a las empresas de formar parte de una iniciativa de fomento de la Responsabilidad Cultural Corporativa (RCC) dentro de la RSC de la empresa en pro de la cultura, y que avala su liderazgo, la excelencia y compromiso.
Las empresas pueden apoyar la cultura de muchas maneras. La más fácil, apoyando. Pero a la vez participando de acciones culturales de proximidad en la medida que nos sea posible según la capacidad y volumen de nuestra organización. Incluyendo una parte de RCC a la RSC de nuestra empresa donde se tenga en cuenta el apoyo a la cultura como canal y vía de cohesión social y mejora del bien común. Propiciando buenas prácticas y fomentando el conocimiento y el aprecio de la cultura dentro de la misma empresa. Y acercando e invitando a participar a gente del mundo de la cultura dentro de la misma empresa tanto en el ámbito de organigrama como por medio de acciones culturales, o regalando y/u ofreciendo participaciones culturales a los trabajadores.
MB – Otro de vuestros programas es IMPULSA CULTURA con el que contribuís con herramientas y formación a que los proyectos culturales puedan ser económicamente sostenibles. Este programa pienso que os permite tener una visión privilegiada del panorama de la creación cultural en Cataluña, de qué tipo de proyectos, objetivos, disciplinas (o hibridaciones entre disciplinas), se dan. ¿Qué destacarías de los tipos de proyecto que asesoráis? ¿Cuáles son las inquietudes y objetivos?
ME – El Programa IMPULSA CULTURA (PIC) de formación, acompañamiento y aceleración de proyectos culturales que trabaja para mejorar su sostenibilidad es muy importante para la Fundación. A través del PIC pretendemos vertebrar una red de proyectos culturales firme que aporte riqueza y progreso al país.
Por la Fundación pasan cada año decenas de proyectos culturales que están haciendo un trabajo excelente en el territorio donde inciden y además llevan implícito un impacto social, constitutivo de oportunidades e iniciativas pero que van más cojos con la gestión y la organización del propio proyecto, la definición de su propuesta de valor, los públicos, el organigrama, el dossier de mecenazgo…. en la Fundación los ayudamos acercándolos al uso de herramientas más conocidas y empleadas en el mundo de la organización empresarial que quizás no les resultan tan familiares pero que son absolutamente necesarias para presentar el proyecto a un futuro mecenas o posible colaborador y/o inversor.
Hay que destacar de todos los proyectos su calidad en el hecho cultural, su creatividad e innovación pero sobretodo la resiliencia de quienes lo impulsan que luchan para sobrevivir ante las adversidades, sobre todo estos últimos dos años que las circunstancias han estado tan adversas para el mundo cultural.
Todos los proyectos que han pasado por la Fundación conforman la Comunidad IMPULSA, casi 200 proyectos de toda Catalunya que tienen un alto poder transformador económico, social y territorial. El hecho de encontrarse y poderse conocer en una red que amparamos en la Fundación les permite encontrar vías de colaboración y trabajo que hasta entonces no se habían ni siquiera planteado. Para la Fundación es una de las líneas de actuación que nos hace sentir más orgullosos, ver como los proyectos se ayudan, colaboran y crecen ampliando sus posibilidades de éxito.
Los últimos años hemos tenido la oportunidad de establecer relaciones personales muy estrechas con los responsables de estos proyectos y admiramos lo que hacen y sobre todo como lo hacen. Cuando inician el PIC siempre les pedimos que sean generosos y se dejen asesorar y estén abiertos a nuevas propuestas que los formadores y mentores les ofrecerán y propondrán desde una mirada más enfocada hacia la sostenibilidad de su proyecto.
El éxito de todos y cada uno de los proyectos que pasan por la Fundación es el éxito de la propia Fundación y nuestra razón de ser. Es por eso que desde la Fundación estamos contentos y sentimos orgullo de poder ser altavoz de sus actividades y propuestas culturales.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)