close

En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.

En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.

Epílogo (empezar por un final que, en realidad, fue el principio) Pararse a pensar

Magazine

25 enero 2021
Tema del Mes: Odisea2021Editor/a Residente: Diana Padrón

Epílogo (empezar por un final que, en realidad, fue el principio) Pararse a pensar

Solar. Acción Cultural Sociedad – Lugar – Arte

Que la cultura no puede ser solo cosa de las instituciones públicas.
Que la ciudadanía tiene recursos para crear red cultural. Envalentonarse.
Que cada ciudadana/o es parte cultural importante de la sociedad.
Que no solo alimentarse es necesario.
Que la cultura crea sociedad.
Que el arte genera tolerancia.
Que la vida sin cultura no es vida, es rutina, hastío.
Que hay que posicionarse frente a la ignorancia.
Que hay que dejarse la piel en ello.
Que hay que colocar el cuerpo y la cabeza.
Que hay que pensar.
Que hay que cuestionarse.
Que hay que ponerse en el aprieto de dudar.
Que hay que tener una actitud.

SOLAR es todo eso.
Es el espacio privado brindado a la cultura pública.

De esta manera tan ingenua comenzaba Solar a finales del año 2013 en Santa Cruz de Tenerife. Ese año, Siria –que se encuentra muy lejos de Tenerife en términos cartográficos, pero también conceptuales– era el epicentro de todas las noticias. Los atentados estaban a la orden del día y el canal 24 horas de RTVE repetía constantemente los números que se desprendían de esos terribles sucesos. Pensar que el arte y el pensamiento simbólico podían solucionar algo de todas aquellas insolencias humanas era tan indemne como tratar de contener la lava de una erupción volcánica.

Es en este contexto de desproporción y de tiempo convulso en todas las direcciones en el que comienza Solar de una forma muy sencilla y sin pretensiones. Evidentemente, poco o, mejor dicho, nada podía resolverse desde un lugar que se encuentra a 5121 kilómetros de Siria, pero sí era posible pensar en crear un nodo o un nudo de pensamiento en un entorno próximo. Difícil equipararse con aquellas problemáticas de latitudes lejanas, muy complicado ponerse en el lugar, ver más allá de todo lo que en realidad ocurre detrás de las noticias, estar en aquello que sucede. Desde el aquí, la opción fue colocar todo el cuerpo, los cuerpos, cuestionarse, pensar, envalentonarse, ser parte y, sobre todo, dudar.

Esta voluntad de ponerse en el aprieto de dudar atraviesa todo el trabajo de Solar como un estado de fragilidad, entendida desde una forma de cuidado referida a todas las coordenadas posibles: el tiempo, el lugar, las personas y el trabajo. Un solar es el lugar, el tiempo es el que se tarda en pasar por delante de la entrada y decidir detenerse o seguir de largo, el trabajo funciona como una pregunta y las personas no son un número que contabilizar.

Un solar es un espacio residual, es menos que nada, es el lugar donde la basura y el suelo se unen con la falta de techo. Nada, no hay nada, no hay electricidad, ni agua corriente, no hay silencio ni blanco. Y no es el campo. Es el residuo de la ciudad, lo que queda en medio del urbanismo –o urbanismos– normalizado. Barrer es algo y es siempre la primera acción que deviene política en tanto que genera el lugar suficiente como para, por ejemplo, colocar una silla en la que sentarse a pensar; o también, barrer es añadir una capa. En un solar no existen normas de comportamiento, solo espacio por el que desviarse.

2020: el año siguiente a 2019 y el anterior a 2021. El 28 de enero de 2020 los ordenadores se apagan y nos vamos a pasear. Sin un objetivo ni rumbo específico trazamos parte de nuestro recorrido a partir del ritmo de una conversación que buscaba otras respuestas sin buscarlas y otras formas de pensar sin pensarlas. Sin el peso de los ordenadores es más fácil caminar, pero se nota el calor, el sudor y el cansancio. Se vuelve a pensar el cuerpo.  Estar fuera airea y aligera. Pasamos por uno de los barrancos que atraviesan la ciudad –el barranco de Tahodio–; probablemente, hace mucho tiempo corría agua por su cauce, pero dejó de hacerlo cuando se perforaron las galerías de agua, pero de eso ya hemos hablado en Turista de interior, la Revista sobre procesos de isla que editamos desde 2018. Se nos ocurre que estamos en itinerancia, sentimos que el pensamiento itinera con nosotras, y que si es así también ahí hay lugar; ya existía, no lo inventamos, de eso también somos conscientes.

El devenir del ir.  Itinerancia de Sema Castro

 14 de marzo de 2020. Volvemos a encender el ordenador y activamos Skype.

—Hola. ¿Ahora qué hacemos?  —¡Habrá que suspender!
A partir de aquí, aquel tiempo, aquel lugar, aquellas personas y aquel trabajo se detienen para pensar.

27 de marzo de 2020. Post en Instagram.

 Un Solar para pensar (desde septiembre de 2019 y hoy en estado de alarma).
Desde Solar esperamos que todas y todos estén bien y que hayan pasado estos primeros 14 días de alarma lo mejor posible.

Estamos intentando que el impacto de esta circunstancia sea consecuente. Entendemos que esta sociedad no puede volver al mismo lugar en el que se encontraba y, por lo tanto, creemos que urge sin excusas un cambio de paradigma, un tiempo ralentizado y un espacio para el pensamiento. Esto, obviamente, choca frontalmente con muchas de las situaciones que hasta ahora han sido ley: la gran cantidad (de lo que sea) como único valor, el evento como medio y objetivo, y la falta de lugar para la reflexión sosegada. Las personas ya lo sabemos, solo falta que las instituciones públicas entiendan que el apoyo a la Cultura debe incluir la investigación a largo plazo, y que solo así, con tiempo, se puede construir un conocimiento profundo que, al fin y al cabo, es el que aporta algo. Tenemos la esperanza de que lo entiendan. El proyecto “Un solar para pensar” parece ahora premonitorio y más necesario que nunca.

Sabemos que es probable que esto no ocurra porque conocemos el mundo en el que vivimos, pero ahí lo dejamos porque lo estábamos pensando (como muchas/os otras/os).

14 de mayo de 2020. Post en Instagram.

Toda actividad estos días está revestida de cierta irrealidad. Son momentos en los que el sentido de refugio no significa evasión sino lugar que permite una parada, un pensamiento más dilatado y algo de descanso. Solar nos ha esperado estos más de 50 días en calma y rebrotando. Esperamos que pronto podamos volver a descansar en sus sillas, respirar su aire y compartir con todas/os lo que está por venir.

Proyecto Un solar para pensar

 

 

Lola Barrena – Dalía de la Rosa
En 2020, tras siete años y la formación de una asociación cultural sin ánimo de lucro, Solar. Acción Cultural Sociedad – Lugar – Arte es un proyecto crítico cuya actividad fundamental es la investigación, la creación, la reacción y la producción artística destinada a utilizar el espacio cotidiano como el lugar natural para la transmisión del lenguaje simbólico. Con más de 110 socias/os y distintas líneas de trabajo, la actitud sigue siendo la misma y los cuerpos siguen modificando sus trayectorias.

Media Partners:

close
close
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)