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¿Espacios de no-consenso en Europa?

Magazine

27 marzo 2013
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¿Espacios de no-consenso en Europa?

El pasado 15 de marzo una conferencia reunió en el Royal Collage of Arts de Londres a las luminarias teóricas Richard Sennett, Chantal Mouffe y Paul Gilroy ante una audiencia mayoritariamente estudiantil con la intención de debatir sobre sociedades no-consensuales en la actual configuración de Europa.

La heterogeneidad de los perfiles de los hablantes ya marcaba de entrada la situación. Sennett, sociólogo y urbanista; Mouffe, post-marxista convencida; y Gilroy, abogado del multiculturalismo racial en el ámbito anglosajón. Ante el reto de tener que debatir sobre la dañada idea actual de Europa, los tres centraron sus intervenciones en la posibilidad de imaginar una Europa que no esté ocupada (como ahora lo está) por el neo-liberalismo reinante.

Mouffe siempre acaba por recordar sus postulados, en este caso, la descripción del consenso como un obstáculo para la Democracia. Un consenso que ella identifica en el nacimiento del discurso neo-liberal del “centro”, sin partidos ni de izquierda ni de derechas. Estas posiciones marcadas por la centralidad y las medias tintas lo único que vienen haciendo desde los 80 es fortalecer la expansión ideológica neo-liberal. Mouffe habló de política y de partidos, y ante su escepticismo sobre la anarquía o los movimientos sociales como los “Indignados” o el movimiento Occupy, defendió la necesidad de nuevos partidos fuertes de izquierdas como el SYRIZA en Grecia o Olivier Besancenot en Francia. Recordó Mouffe, que a un populismo de derechas le corresponde un populismo de izquierdas (por ejemplo Beppe Grillo en Italia) y que resulta limitado pensar el populismo como únicamente de derechas. Parecía transmitir Mouffe que el choqué de trenes de distinta naturaleza siempre producirá algo nuevo o desconocido, en lugar de esta prolongación de desidia social en la que la política ha caído y donde la ciudadanía ha perdido ya su total confianza.

Todo esto le sonaba extraño a Sennett quien, en lugar de partidos, prefiere hablar de ciudades. El consenso le dio pie a referirse a su concepto de espacios dialógicos (diálogo), que él opone a los espacios dialécticos. Sennett habla de la cooperación dialógica entre distintos. Su último libro Juntos. Rituales, placeres y políticas de cooperación (Anagrama, 2012) incide en esa línea, es decir, una experiencia de la que se deduce su preferencia en el diálogo entre diferentes al consenso de los semejantes. Bien, aquí Mouffe y Sennett hablaban de lo mismo. Pero en una muestra de cómo la izquierda puede ser tan distinta, o plural (los tres hicieron alusiones a su posición desde la izquierda), Sennett diferenció su lógica “dialógica” de la “dialéctica”, pues esta última remite de nuevo al consenso desde su destilación final en la “síntesis”.

Tal simplificación o instrumentalización teórica dejó claro que aquel no era un marco adecuado para un debate sobre posiciones teóricas marxistas contemporáneas. Sennett siguió con su argumentación sobre las ciudades, trazando mapas o haciendo ver por qué Londres tiene más en común con Frankfurt que con, por ejemplo, Leeds. Para el urbanista una nueva constelación de ciudades en Europa es la solución para superar la caduca organización de los estados-nación. No estamos ya ante la vieja dicotomía ciudad versus campo, sino ante la necesidad de trazar mapas entre ciudades gemelas, hermanas o primas. Lo que de algún modo se planteaba era la posibilidad de imaginar nuevas cartografías de minorías, identidades y lenguas dentro de Europa. Algo que ya tiene un fondo en todo lo que se ha venido hablando sobre un regionalismo crítico aplicado al urbanismo y al concepto de estado-nación.

Gilroy ocupó el centro del debate entre Mouffe y Sennett y más bien se erigió en un enlace entre los dos primeros, recordando cómo la seguridad es el principal obstáculo para una relación europea próspera. Asimismo salieron las bienintencionadas propuestas de trabajar menos y consumir mejor, apostar por la sostenibilidad, hasta la defensa y recuperación de la posición del artesano (por ende del arte) en esta necesidad de reconectar comunidades a los procesos sociales y económicos (Sennett).

Una anécdota sobre la academización de esta clase de debate político (no lo olvidemos, nos encontrábamos en una escuela de arte) se produjo cuando Sennett comenzó lacónicamente a decir que él no tenía un pequeño, sino un gran desacuerdo con Chantal, quien al escuchar aquello se revolvió sobre su asiento llena de fruición exclamando “Great!” para regocijo del público allí presente. Pero el aparente antagonismo quedó en nada, muestra de cómo la propia teoría política ya no es capaz de es identificar a ningún enemigo sino solo mediar la ambigüedad entre la diferencia y lo común. Para acabar: más consenso.

Peio Aguirre escribe sobre arte, cine, música, teoría, arquitectura o política, entre otros temas. Los géneros que trabaja son el ensayo y el metacomentario, un espacio híbrido que funde las disciplinas en un nivel superior de interpretación. También comisaría (ocasionalmente) y desempeña otras tareas. Escribe en el blog “Crítica y metacomentario”.

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