Fenómenos extraños

Ha pasado un mes de ese texto introductorio en el que hablábamos, medio en serio, de la monstruosidad de la época actual. Nos parecía interesante tratar esta contemporaneidad, de la que tan directamente bebemos, desde un punto de vista crítico, desde la expresión actual del arte, pero desde un posicionamiento claro, o no tanto. Acercarnos a lo distinto sin el respeto habitual. Al monstruo, a lo anormal.

Para ello necesitábamos descargar el peso de lo político y flotar hacia lo fantástico, porque, como a muchos, nos repugna el tiempo terrible que acecha nuestro siglo. Por el contrario, y aunque suene –o se lea- raro, al mismo tiempo, nos resulta curioso que lo que nos atrae de lo que intrínsecamente rechazamos sea precisamente esto, la carga de “desconocido” que lleva consigo el portador de la diferencia. Esta diferencia, o esta distancia, se ha tratado en este mes que tan buenos textos nos ha traído, desde un punto de vista cuasi fanático, desde el amor del freak, desde la mística y el afecto por el lenguaje alternativo de lo que consideramos “fenómenos extraños”, monstruos, bichos raros.

Juanjo Santos entrevistaba a Lars Bang Larsen, co-comisario de la bienal de Sao Paulo 2016, autor del célebre ensayo » Zombies of Immaterial Labor: the Modern Monster and the Death of Death» y entre muchas otras, a punto de publicar “Arte y norma. La sociedad sin atributos y otros textos”, una colección de ensayos con perspectiva sociológica sobre las tensiones del arte contemporáneo y la economía actual; una entrevista en la que se trató la psicodelia como elemento generador de verdades diversas, el potencial de lo zombie como concepto y símbolo…

Ana Llurba diseccionaba antes que ellos, la exposición titulada Aura Nera, de Regina de Miguel en el Arts Santa Mònica. Una exposición plagada de mitos, ciencia otra, genealogías oscuras y en definitiva, espacios de significación de ese espacio, oculto, diferenciado, en el que crece y prospera aquello que llamamos monstruo. Post-humanismo, mitologías, vientos oscuros, Donna Haraway, femeinidades mitológicas, entre mucho más.

Por su lado, Caterina Almirall publicaba un maravilloso pastiche nutrido de dinosaurios y su representación y conceptualización primigenia. Una suerte de arquitectura de lo imaginado, lo proyectado, arqueología realizada a partir de fragmentos -como excusa- de una ordenación cuasi precaria para el objeto, rica para el concepto, fruto del ensamblaje de piezas posterior a su extinción.

Hemos disfrutado de lo lindo, también con Manuela Pedrón Nicolau y su reseña sobre Slow Motion, película de Ben Rivers infectada por el paisaje de lo extraño, de las islas y parajes desconocidos que habitan en el imaginario de una ciencia ficción no convencional, mucho más abstracta, o especulativa si se quiere, más abierta a cuestiones no palpables, a códigos de representación alternos.

Y mientras, acudimos –sin texto que lo reseñe- a la inauguración (extraña apertura) de “The more we know about them, the stranger they become” un ciclo comisariado por Sonia F. Pan, en la planta 0 del Arts Santa Mónica y que inaugura, después de la intro que nos chifló, el 2 de febrero con Roc Jiménez de Cisneros. Nos gustó especialmente lo de la subjetivación del objeto, lo del vaciado del espacio para reclamar la presencia de este, que se personifica y casi encarna en un proceso “fabuloso”, en el sentido de fábula, que no sabemos adónde nos puede llevar. El ciclo se llama “the more I know them, the stranger they become” y nos parece un colofón y un pistoletazo magnífico para continuar hacia adelante con esto de acercarse a lo extraño. Seguimos.