close

En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.

En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.

La educación invertida

Magazine

22 julio 2013
Tomais_Fernaindez_-_desalojo_PUCV_2011.jpg

La educación invertida


“En el mundo realmente invertido, lo verdadero es un momento de lo falso” Guy Debord.

Los estudiantes chilenos han vuelto a los “paros” y “tomas” en las universidades, colegios e institutos. Es decir; huelgas y ocupaciones. Han regresado las “marchas” multitudinarias que les convirtieron en foco mediático en el 2011. No hay una estadística al respecto, pero sin duda los chilenos son los estudiantes más cabreados del mundo. ¿Por qué?

20 de enero del 2011. El Presidente Piñeira (máster y doctorado en Economía por la Universidad de Harvard) presenta la Ley de Calidad y Equidad en la educación. Básicamente, una subida de los sueldos de los directores. Los estudiantes ven como cada año aumenta el precio de los aranceles y de las matrículas. Tener estudios universitarios de nivel en uno de los países con mayor desigualdad socio-económica supone, para una familia de clase media, endeudarse. No hablemos de la clase baja o media-baja. Estallan. Salen a las calles en su absoluta mayoría, se organizan, y se solidariza con ellos gran parte del país.

Las raíces del problema se hunden en lo profundo, en la época dictatorial, sobre todo con la Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza, promulgada por Pinochet un día antes de dejar el poder, y que propició el crecimiento de las universidades privadas como setas de diez pisos.

Los problemas educacionales tienen el sumidero en Estados Unidos, y sus últimos presidentes, tanto Bush (máster en administración de negocios de Harvard) como Obama (Magna cum laude de Harvard), han ahondado en la elitización de la enseñanza. Este modelo se ha implementado en otros lugares, como en el México de Felipe Calderón (máster en administración pública de Harvard) y se intenta en otros, como España (recordemos la Ley Orgánica de Universidades aplicada en el 2001 por José María Aznar, Doctor Honoris Causa de la Universidad Internacional de Florida). La misión del poder es reforzar el bucle: las licenciaturas serán como títulos nobiliarios, que se hereden de padre a hijo (ricos). Es una condena a las clases no-altas; sin educación nunca saldrán del círculo.

Estamos en junio del 2013. Los alumnos vuelven a las calles. Pero las marchas, tomas y paros han cambiado. No hay líderes visibles y los estudiantes están menos unidos. Hay un motivo para el ánimo, aunque sea muy relativo. Se acercan las elecciones generales y todos los candidatos prometen educación gratuita.

¿Qué hace el arte ante esta situación? Se acaba de publicar un valioso libro, “En Marcha” [[‘En Marcha. Ensayos sobre arte, violencia y cuerpo en la manifestación social’. (Consuelo Banda y Valeska Navea, compiladoras). Editorial Adrede, Santiago de Chile, 2013.]], que analiza estas propuestas. La respuesta es que hace poco. Hay excepciones, como las iniciativas de los estudiantes de la Universidad de Chile, o la acción “1.800 horas por la Educación”, que consistió en correr ese tiempo alrededor del Palacio de la Moneda (son necesarios 1.800 millones de dólares para financiar la educación por un año).

La obra “Sala Invertida”, es para mí la más representativa. Alumnos de la Universidad Católica de Valparaíso (Diego Bravo, Marcelo Arenas, Felipe Mayorga, Gabriel Holzapfel y Jaime Casas) dieron la vuelta a una de sus clases, visible desde la calle. Escribieron la frase de Debord en la pizarra y en la papelera tiraron la Constitución de 1980. El mensaje es claro.

La inversión en educación no se puede entender como el dinero que pone papá para que su hijo estudie y apruebe (“hijo, estudia que esto me cuesta mucho dinero”). No es aceptable que la educación esté por los techos. No es aceptable que enseñen al revés. Esta es la inversión: los que más necesitan la educación para salir de su situación socio-económica tienen imposible el acceso, y los que menos la necesitan, tienen alfombra roja. Y el problema de la educación invertida es que no se puede revertir.

Con la misión de seguir mejorando en la escritura de la crítica de arte, lo demás es disfrutar y aprender a través de las propuestas contemporáneas, elaborando otras estrategias de relación, ya sea como colaborador de revistas, editor de una, curador o conferenciante. Como crítico de arte mochilero ha compartido momentos con artistas de Centroamérica, México o Chile. Y la lista aumentará. Combatiendo el arte interesado, aplaudiendo el arte interesante.

Media Partners:

close
close
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)