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Límites y dOCUMENTA (13)
dOCUMENTA (13) se expande en localizaciones, ritmos y objetivos. La propuesta busca incidir, desde el arte, en la definición crítica del mundo. Sin un hilo conceptual claro, sin palabras clave, con un grado de complejidad alto. Cuando el objetivo es descomunal, el camino no puede ser coser y cantar.
Documenta es uno de los eventos estrella por antonomasia del mundo del arte contemporáneo, una cita imprescindible que se conoce por sus propuestas supuestamente alejadas del mercado y sus ritmos. Esta edición, comisariada por Carolyn Christov-Bakargiev, y con la española Chus Martinez como segunda de abordo, se caracteriza por la amplitud del proyecto en todos los sentidos. Las obras se despliegan, además de en las sedes habituales como el Fridericianum, la Documenta-Halle, o la Neue Galerie, por distintos espacios de la ciudad: la Hauptbahnhof (estación de tren central de la ciudad), el Karlsaue Park, el Ottoneum, La Orangerie, y una infinidad de lugares de todo tipo diseminados por la ciudad: antiguas casas y fábricas, bunkers, parques y cines. dOCUMENTA (13) también viaja más allá de Kassel, estableciendo sedes en Alexandría/El Cairo (Egipto), Kabul (Afganistán) y Banff (Canadá).
Pero el proyecto no se expande solamente en lo geográfico. A lo largo y ancho de todos estos espacios podemos encontrar, además de las obras de un buen número de artistas internacionales, la presencia de pensadores no relacionados a priori con el mundo artístico: filósofos, matemáticos, psicólogos o escritores. Estos pensadores han jugado también un papel destacado en la concepción del proyecto de esta edición. El programa expositivo se complementa con una ingente cantidad de actividades paralelas como charlas, conferencias, performances o mesas redondas. Asimismo, las actividades de dOCUMENTA (13) comenzaron mucho antes de la cita prevista con actividades en distintas partes del mundo, o la publicación de la colección editorial en formato notebook «100 Notes – 100 Thoughts».
A priori, esta expansión geográfica, temporal, conceptual y de formato está muy vinculada a la voluntad y los objetivos del proyecto: dOCUMENTA (13) está dedicada a la investigación artística y formas de imaginación en conexión con la teoría. Apunta a la alianza entre la investigación artística y científica con otros campos del conocimiento, con un planteamiento holístico y no logo-céntrico. El planteamiento desde luego no surge de la nada. En los últimos años no son pocos los artistas que se han adentrado en distintos campos del conocimiento, las ciencias sociales y empíricas, tomando prestadas algunas de sus formas de acción y sus metodologías de trabajo, colaborando con profesionales de otros ámbitos. La posibilidad de abrir las prácticas artísticas a estos campos sin duda enriquece el radio de acción. De esta manera el arte se inserta en procesos sociales que van más allá del propio museo, generando un espacio de pensamiento, reflexión y comprensión. Y ofreciendo herramientas muy valiosas para poder imaginar posibilidades de futuro.
Las numerosas reseñas que han ido apareciendo en la prensa internacional ya han ofrecido diversos recorridos por la muestra, que por supuesto podrían ser muchos y variados. No hay una dirección predeterminada. Ahora bien, si se quiere ver todo y acudir a las actividades paralelas, hace falta tiempo. En este sentido se necesita un ritmo pausado a la hora de leer la muestra. Para que la visita obtenga sus frutos, debemos olvidarnos de esa prisa contemporánea que tenemos tan adquirida, y jugar con la lectura tranquila, lo cual hace necesarios varios días disponibles. O quizá un recorrido con distintas visitas a lo largo de los 100 lograrían el objetivo. (afortunado aquel que pueda…)
Me detendré solo en algunas zonas del recorrido de forma puntual. Es destacable el papel que tiene la arquitectura en el itinerario. Las piezas se articulan con mucho sentido según el lugar que ocupan, respondiendo a la diversidad de espacios: desde los edificios burgueses y nobles, hasta construcciones del período industrial de la ciudad. Cabe apuntar la zona de la estación central (Hauptbahnhof), con una serie de intervenciones site-specific perfectamente adaptadas al entorno. Señalar el trabajo de Haris Epaminonda y Daniel Gustav Cramer, que articulan una exposición en un antiguo edificio de oficinas junto a la estación, creando una suerte de recorrido laberíntico con partes inaccesibles a base de material fotográfico, imágenes encontradas y objetos. También la magnífica video-instalación de William Kentridge, The refusal of time, una relectura sobre la medida del tiempo o la instalación de Lara Favaretto «Monumentary Monument IV», construida en Kassel y Kabul a partir de residuos industriales.
En la zona de Friedrichsstrasse encontramos también aportaciones muy conseguidas, como la intervención de Theaser Gates en la Huguenot House, destruida en la II Guerra Mundial. La artista ha puesto en marcha un laboratorio de ideas, performances, objetos, charlas, cenas e instalaciones, activando el espacio. Es imperdible, en la misma calle, el sublime trabajo de Tino Shegal, una nueva situación construida que no deja indiferente.
El inmenso Karlsaue Park alberga en esta edición parte de la muestra, con intervenciones esparcidas por el mismo en plena naturaleza, o en pequeñas casetas de madera construidas ex profeso. Por citar un par de ellas: nos recibe a la entrada el sutil escuadrón de cipreses de María Loboda, que cada día se acerca más al edificio principal. Y es imprescindible la inquietante intervención de Pierre Huyghe. El artista francés ha conseguido transformar la ordenada naturaleza del parque en una especie de espacio en proceso de construcción/destrucción detenido, con elementos vivos e inanimados. Un enorme trabajo que transmite desasosiego.
Si nos detenemos en la lista de artistas seleccionados podemos destacar una gran cantidad de nombres no occidentales, utilizados quizá de una forma un tanto política. Aparece aquí un conflicto habitual, al constatar que la mayoría se han formado en Europa o Usa, o es donde desarrollan sus carreras. Una situación que se viene sucediendo en muchos ámbitos, exposiciones y bienales y que vuelve a suceder aquí. El sistema del arte funciona de tal manera que un artista de Oriente Medio debe pasar por ciertos lugares de validación para poder insertarse en el circuito profesional. En este sentido, resulta interesante, a la vez que complicada, la selección de otras sedes de dOCUMENTA (13): Banff Canada, pero sobre todo Alejandría/El Cairo y Kabul. Egipto y Afganistán. Sin duda, no son lugares carentes de un backround complejo a día de hoy. Por ejemplo, en Kabul, una ciudad sumida en la guerra, se han llevado a cabo una serie de encuentros y seminarios con estudiantes, artistas y filósofos afganos e internacionales; distintos artistas como Francis Alys, Lara Favaretto o Tacita Dean han desarrollado allí sus proyectos. Además, artistas afganos en la diáspora como Mariam Ghani o Kadim Ali han trabajado con otros que viven en el país como Raharaw Omarzad. Mario García Torres puso en marcha el One Hotel, en el que se alojó Alighiero Boetti en los 70, durante la época de oro de Kabul, activando una serie de dinámicas que recuperan aquel período.
¿Se pueden trazar, mediante estos recorridos, movimientos y dinámicas que rompan un poco el engrasado circuito internacional del arte contemporáneo? ¿o terminará dOCUMENTA (13) funcionando como un ovni en esas ciudades, sin terminar de germinar algún cruce con la realidad de su contexto? Me encantaría poder visitar in-situ esas sedes, pero, dada su lejanía, me contentaré con preguntar a conocidos en esas ciudades por su funcionamiento y recepción. Más allá de la dificultad que veo en la acción, me parece necesario provocar estos desplazamientos lejos a los habituales círculos de presentación. De nuevo, se intenta ampliar el radio de acción.
Es destacable también el denso programa de Programas Públicos y Educativos de esta Documenta. A lo largo de los 100 días de exposición se suceden congresos, lecturas y seminarios que buscan establecer un sentido de simultaneidad entre las obras de arte y la producción de conocimiento. En estos programas queda patente la voluntad firme de que el trasvase entre arte y otras esferas del conocimiento se produzca, provocando un espacio de pensamiento crítico.
En este sentido, y volviendo al principio, en esos encuentros con otras disciplinas, en esa amplitud y expansión en lo geográfico, lo temporal o lo conceptual es donde el arte puede jugar un papel como motor de cambio y agente activo en el momento actual en el que se encuentra sumida la sociedad contemporánea. Vivimos un tiempo en el cual existe una dificultad de imaginar futuros posibles, más allá de las visiones apocalípticas de fin de una era, o incluso del fin del mundo. Y esta Documenta trata de estructurar una especie de construcción utópica de un mundo por venir, tomando el arte como punto de partida pero extendiendo sus redes a otros ámbitos del conocimiento. Uno de los recursos posibles de acción puede ser utilizar la libertad que ofrece el arte para elucubrar, reflexionar e imaginar futuros.
Se puede pensar que a primera vista la expansión es excesiva y abrumadora, que se pretende abarcar mucho, que no hay un hilo conceptual claro y fácil de seguir, y que la presentación del proyecto y sus objetivos tienen un punto ambicioso. Pero el intento es oportuno. La cuestión es cambiar la duración y el orden de lectura al que estamos acostumbrados por un ritmo y una intensidad que provoquen extrañeza para inventar otro tipo de pensamiento crítico.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)