Buscar
Para buscar una concordancia exacta, escribe la palabra o la frase que quieras entre comillas.
En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.
En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.
Los cuatro textos que conforman el monográfico Migrar(se) proceden de cuatro voces migradas. Los dos primeros dialogan entre sí y se complementan. En Apuntes de poéticas desplazadas I y II, la poeta mexicana afincada en Barcelona Ale Oseguera y la poeta asturiana afincada en Madrid Laura Casielles se intercambian una serie de cartas a partir de siete conceptos relacionados con el acto de migrar. Un glosario de alto voltaje que da qué pensar.
En el tercer texto, el periodista y escritor argentino Laureano Debat, residente en Zaragoza, escribe sobre un tema histórico en un pequeño ensayo que recoge algunas de las ideas de su próximo libro, Colonización. Historias de los pueblos sin historia, escrito junto a Marta Armingol y que se publicará próximamente en La Caja Books. ¿Cómo debe ser llegar a un territorio donde no hay absolutamente nada? Esta es una historia de colonos en la España franquista.
El monográfico se cierra con el texto de la periodista afgana Karima Shujazada, refugiada en Barcelona desde hace unos meses, tras huir de Afganistán. La huida de Karima antes de llegar a España tuvo diferentes escenarios, como Irán o Pakistán. Shujazada recuerda en cinco actos de uno de los momentos más cruciales en su trayecto: su paso por la frontera de Islam Qala, entre Afganistán e Irán. Un relato que hace contener la respiración.
**
Escribo estas líneas el mismo día en que el Parlamento y el Tribunal Constitucional de Albania han aprobado un acuerdo migratorio bilateral por el cual se construirán dos centros de detención de migrantes en suelo albanés para albergar a aquellas personas que lleguen a las costas italianas. Leo con estupor, o bueno, quizás no, que estos centros estarán bajo jurisdicción italiana y que tendrán capacidad para albergar a unas 3000 personas. «¿Qué clase de mundo tenemos?» , me pregunto.
Pienso en Mohamed, palestino; o en Ruxeyan, kurdo, a quienes conocí en el campo de detención de Malakasa, a las afueras de Atenas. Ellos fueron dos de los 104 supervivientes de uno de los peores naufragios que se han vivido en el mar Mediterráneo, ese Mare Nostum que ya es la tumba de miles de personas. El naufragio de Pylos, frente a la costa del Peloponeso, en Grecia, se produjo la madrugada del 13 al 14 de junio de 2023. En el pesquero, que había zarpado una semana antes de Tobruk, en Libia, viajaban 650 personas más. Salvo los 104 supervivientes y 83 cuerpos recuperados, todos hombres, el resto de personas continúan desaparecidas. El Adriana iba abarrotado de mujeres y niños; pero viajaban en la bodega y no sobrevivieron.
Tampoco sobrevivió Thaer al-Rahhal, de nacionalidad siria. Thaer, que trabajaba como frutero en el campo de refugiados de Zaatari, en Jordania, había decidido intentar llegar a Europa después de que a su hijo de cuatro años, Khaled, le detectasen una leucemia y después de que ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, dejase de costear el tratamiento del pequeño “por falta de fondos”. Desde esta editorial, les animo a preguntar, si tienen ocasión, a algún trabajador o trabajadora de ACNUR acerca de su salario. Thaer murió en ese naufragio, y la culpa es nuestra.
La culpa es nuestra porque permitimos, ante nuestros ojos y con total pasividad, una de las mayores aberraciones desde el fin de la Segunda Guerra Mundial: la muerte de miles de personas en esas aguas turquesa en las que nosotros nos bañamos cada verano. Mientras escribo estas líneas pienso en Ruyexan, Mohamed, y también en todas las mujeres y niños que murieron ahogados en la bodega del Adriana; pienso en los hijos y la esposa de Thaer al recibir la noticia; en tantas vidas ahogadas y en tantas esperanzas truncadas. Pienso en ese Pacto Europeo de Migraciones y Asilo que acaba de aprobar la Unión Europa y que es lo más infame que se ha aprobado en años. Y no puedo hacer otra cosa que preguntarme por qué no salimos a la calle a quemarlo todo.
[Imagen destacada: Pintada en Atenas, frente a las oficinas de Frontex. Foto: Queralt Castillo Cerezuela].
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)