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En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.
En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.
A veces, las ideas se generan escuchando (o medio escuchando) una conferencia. A veces, la lectura de algunos textos nos anima a releer otros textos para encontrar eso que hemos estado merodeando durante mucho tiempo pero no lográbamos comprender. La crítica puede ser también ese lugar en el que algo se define, algo se genera, algo que no tiene que estar necesariamente ligado a lo tratado.
Nos proponemos con este número «estival» la aproximación a la posibilidad de una idea. Presentamos textos que inician recorridos, que plantean dudas y abren interrogantes. En algunos casos mediante exposiciones que pueden visitarse, en otros a partir de razonamientos artístico-políticos o artístico-educativos. Rosa Naharro analiza las relecturas de la colección en el Reina Sofía, Claudio Iglesias escribe alrededor de dos propuestas que buscan cambios en el formato expositivo, Jaime Cuenca entra en la relación entre arte y terrorismo y Desiré Vidal se plantea las paradojas entre la educación en arte y su profesionalismo.
Puertas abiertas para seguir trazando líneas, formando opciones y buscando, como siempre, la capacidad para discutir todo lo discutible.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)