Recrearse o morir

Acorde con sus preceptos, su filosofía y las tendencias en boga de la época, Le Corbusier alababa las virtudes y los beneficios que las máquinas podían aportar no sólo para la sociedad sino también como herramienta de arquitectura. La cámara (o macchina como dirían los italianos) fotográfica y el ordenador parecen ser herramientas fundamentales en el trabajo del artista Dionisio González (Gijón, 1965) cuyo trabajo se expondrá de hoy hasta el 13 de julio en ivorypress. Sus series fotográficas manipuladas (Favelas, Halong, Dauphin Islands, Busan, Venecia*) son conocidas, en especial, en el mundo de la arquitectura contemporánea por su enfoque crítico hacia la ciudad contemporánea y el urbanismo actual, incapaz de resolver sus problemas más allá de la inmediatez de la expropiación, la demolición o las medidas-parche que funcionan a corto plazo. Sus fotomontajes son, en definitiva, propuestas personales para la ciudad contemporánea que ponen de manifiesto otros modos de hacer ciudad, aprovechando las virtudes de sus preexistencias y con actuaciones cercanas al “regionalismo crítico” de Kenneth Frampton[[FRAMPTON, Kenneth. “Hacia un regionalismo crítico: Seis puntos para una arquitectura de resistencia” en La Posmodernidad, ed. Hal Foster (Barcelona: Kairós, 1985)]]

Si bien no se puede negar el interés de sus investigaciones de ciertas situaciones urbanas latentes, así como la calidad plástica y técnica (la luz y el color de sus imágenes son minuciosamente impecables), su empeño por llegar demasiado lejos (más incluso de lo que haría un verdadero arquitecto) en la definición de sus propuestas arquitectónicas y urbanas, resultan un tanto ingenuas, superficiales y contradictorias con respecto a las virtudes que parece querer poner de manifiesto en un principio y enturbiando el mensaje final de su obra. La informalidad e imprevisibilidad de los asentamientos urbanos espontáneos parecen domesticarse y programarse y la precariedad material se intenta estilizar a través de soluciones formales caprichosas y materiales supuestamente “glamurosos” que parecen reclamar una estética del “buen gusto” (en el sentido más burgués de la palabra) y un proceso de gentrificación amable pero gentrificación a fin de cuentas. Además su estilo de representación hiperrealista, mezcla de comercial inmobiliario y videojuego-simulador, que se impone actualmente como estética general en el mundo más competitivo de la arquitectura (concursos, venta de proyectos a clientes, presentaciones) adolece de una falta de ironía que se echa de menos.

Después de esto es un placer ver que el último proyecto de Dionisio González “Le Corbusier. The Last Project” es una espectacular reconstrucción fotográfica a partir de veinte proyectos «nonatos» del arquitecto suizo y, por lo tanto, un proyecto donde poder lucir sus capacidades artísticas de representación e interpretación, más cercanas al romanticismo de Piranesi y alejándose de sus pretensiones arquitectónicas más aventuradas. La “puesta en escena” (que ya se pudo apreciar en la última edición de ARCO*) recupera la esencia de sus instalaciones más espectaculares como Elegía* (2008) o Transfigured Schöenberg* y, aunque Le Corbusier sea “probablemente el arquitecto del siglo XX sobre el que más se ha escrito”[[COLOMINA, Beatriz. Privacidad Y Publicidad: La Arquitectura Moderna Como Medio De Comunicación De Masas. Hortal, Isabel (trad.). Murcia: Cendeac, 2010]]. y su fondo documental es, sin duda ninguna, el más amplio de la historia de la arquitectura, nunca está de más divulgar su obra y acercarla a ese público más amateur que no tiene tiempo ni ganas para investigar sobre la obra del famoso arquitecto y que conecta más con sistemas de representación 3d que con los clásicos planos técnicos, collages o dibujos.