close

En A*DESK llevamos desde 2002 ofreciendo contenidos en crítica y arte contemporáneo. A*DESK se ha consolidado gracias a todos los que habéis creído en el proyecto; todos los que nos habéis seguido, leído, discutido, participado y colaborado. En A*DESK colaboran y han colaborado muchas personas, con su esfuerzo y conocimiento, creyendo en el proyecto para hacerlo crecer internacionalmente. También desde A*DESK hemos generado trabajo para casi un centenar de profesionales de la cultura, desde pequeñas colaboraciones en críticas o clases hasta colaboraciones más prolongadas e intensas.

En A*DESK creemos en la necesidad de un acceso libre y universal a la cultura y al conocimiento. Y queremos seguir siendo independientes y abrirnos a más ideas y opiniones. Si crees también en A*DESK seguimos necesitándote para poder seguir adelante. Ahora puedes participar del proyecto y apoyarlo.

Roberto Bolaño y los márgenes de la escritura

Magazine

08 junio 2013
1-424_Bolano095.jpg

Roberto Bolaño y los márgenes de la escritura


«Busquen, no solamente en los museos hay mierda.»
ROBERTO BOLAÑO, «Déjenlo todo, nuevamente”

Exposición para público sensible a la literatura: Archivo Bolaño (1977-2003). Tras salir de la propuesta comisariada por Juan Insúa y Valerie Miles en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), hasta el 30 de junio, siento un afán por rearticular lo vivido. Efecto Bolaño.

Los márgenes de la escritura en oposición a la centralidad del libro es la órbita que se redefine en está exhibición. Las capas del texto son las que importan, más que el resultado final, quizá. Probablemente porque el núcleo, es decir, los libros de Bolaño, los tenemos al alcance. Pero toda la condensación previa de información, que constituiría el largo camino que él recorrió para conectar las ideas y crear (armar) las historias, se afinca en un patrimonio de lecturas y referencias hasta ahora desconocidas para los lectores. La apertura del archivo en esta primera exhibición resitúa los espacios de trabajo del autor y da a conocer una dimensión velada de su faceta “detectivesca”. Una de las que más me cautivó durante el recorrido de este laboratorio convertido en acto expositivo es la vitrina de las listas de revólveres, crímenes o fobias:

Ergofobia: fobia al trabajo

Talasofobia: aversión al mar

Pantofobia: miedo a todo

Pecatofobia: fobia a cometer pecados.

En el cine hay script, un guión de rodaje que dibuja escena por escena; en la obra de Bolaño hay listas de descripciones, informaciones complementarias, apuntes personales. La crónica previa para armar el relato. Una geografía de parajes y personajes levantados desde cimientos sólidos, pero no por eso privados de libertad para crecer en el tiempo de morada en la lectura.

Investigaciones resaltadas con dibujos que el propio escritor realizó en sus agendas para codificar sus registros. Largas notas al pie para ampliar los escenarios de la escritura. De ese recurso se aprovechan los comisarios para sugerirle a los visitantes un “juego detectivesco”, es decir, ir tras algunos rastros. Pistas a modo de señalética que emulan los símbolos que usaba Bolaño para destacar algo de sus apuntes: lentes con ojos que alertan sobre el valor de un párrafo, una estrella de cinco aristas, una cabeza con una larga cabellera alada hacia arriba por una mano… Se despliegan una serie de iconos con los que el público invitado a metamorfosearse en investigador podría entrar en el juego.

La incitación a convertirse en seguidores de pistas la encuentro innecesaria. Aunque es cierto que no es una imposición, determina mucho la lectura. Estas marcas que aparecen en los manuscritos o libretas son destacadas en las vitrinas. El planteamiento lúdico ya está presente en los escritos de Bolaño y me parece que con el ingente material que hay en sala los lectores tienen suficiente para adentrarse en sus modos de trabajo. No hay que olvidar que la ironía y el humor forman parte de la literatura bolañesca. De allí mi insistencia en que el guiño que llama la atención sobre las señales lo encuentro sobrante en una exposición que se adentra de forma magistral pero con carácter oficial en la vida y el archivo de Bolaño.

Es público y relevante el agradecimiento a Carolina López, la viuda del escritor, por resguardar y ocuparse de reordenar su patrimonio. Pero permítanme levantar la ceja y la sospecha: que sea ella quien clasifique y seleccione lo visto en la exposición también establece un filtro con muchos matices. Hoy ya sabemos lo que nos ha querido mostrar y cómo ha sistematizado y cristalizado, a través de sus criterios y afectos, este archivo revelado. Para qué negarlo: me gustaría saber qué decidió dejar bajo el manto del ocultamiento, o macerando para desvelarlo en otra oportunidad. Habrá que esperar a otra salida del inventario de notas al museo. ¿Y qué se hará mientras con el archivo bajo custodia de los herederos?, ¿cómo podremos acceder a él? De cualquier modo, este primer paso está muy logrado si no le prestamos demasiada atención al toque fetichista de exponer las máquinas de escribir, los lentes, el ordenador personal…

Aquí me detengo sabiendo que podría decir más, pero me viene bien un poco de autocrítica: la última palabra es del lector y de quien se asome en la exposición, sin duda una gran ocasión. Ya lo advertía Bolaño con esta cita que también cierra la exposición: «No creáis a los críticos, leedlos si no hay más remedio, pero no les creáis una sola palabra.«

Aymara Arreaza R. es una curiosa empedernida que hace del pasear, la lectura, la crítica del desplazamiento y las preguntas sus herramientas de trabajo. Es un híbrido de oficios: se expresa a través de la escritura, algunas imágenes propias, la docencia y proyectos de investigación que sustenta desde la construcción de las geografías más personales. Desde 2011 dirige www.rutadeautor.com

Media Partners:

close
close
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)