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El problema está en cómo empezar, en cómo contar un principio. Y dónde situar ese principio. Quizá sea complicado porque los principios son siempre interesados. Al fin y al cabo, todas las historias se entrelazan sutilmente. El problema está dónde situar el inicio.
Si se amplían los detalles de las sombras de una historia, los sucesos, los personajes y las situaciones también varían. Pensar dónde se inicia una historia cambia inevitablemente quién forma parte de esa historia, y cómo esa historia cuenta, y quién cuenta en esa historia. Con esas variaciones (no lo olvidemos, esto tiene que ver con las variaciones), los personajes y las piezas que forman parte de esas historias sentarán las bases de cómo unos elementos se compensan entre ellos, cómo se influyen, cómo se establecen las relaciones de poder, quién puede dejar pasar a quién y qué puede cruzar. Por ejemplo, materias en cantidades variables pueden pasar. El conocimiento matemático puede pasar. Pero las personas que los producen quizá no. Por eso, este trabajo está formulado como un gesto. El gesto de una petición de hospitalidad. En el prerrequisito de este gesto está implícita esa oferta de hospitalidad. El gesto tiene que ver con pensar otros inicios.
Aquí nos referimos a las muy sutiles sombras que unas sociedades moldean en otras. Las sombras en cuestión son unas cuyos bordes son muy difíciles de definir. Han llegado a formar parte del tejido de la sociedad en la que fueron moldeadas, y son casi indistinguibles del resto de ese tejido. Nunca podríamos anticipar las formas finales que nos encontraremos al ampliar las fronteras difusas de esas sombras si solo hemos estado expuestos a la historia que nos ha llegado. Esas sombras están llenas de señales que no diferencian entre pasado y futuro.
Una de estas muchas sombras es la de la computación, una forma de relato que va más allá del habla. Una comunicación hecha de ritmos. La computación es la expresión acelerada de una realidad anotada con algoritmos, la totalidad del mundo trasladada a parámetros numéricos. Naturaleza humana y no humana traducida a números, y a sus posibles relaciones mutuas entendidas como capital a explotar.
Ada Lovelace en 1852
La computación tal como se suele contar, surge en la modernidad en Europa: Alemania, Francia o Inglaterra. Uno de sus pioneros aparece en todas las historias: Charles Babbage, quien diseñó el primer computador mecánico, la máquina analítica. No en todas las historia aparece que los algoritmos de este predecesor del ordenador moderno fueron desarrollados junto a una mujer, Ada Lovelace. El sistema para la máquina analítica se inspiraba parcialmente en el telar de Jacquard, que usaba tarjetas perforadas para realizar los diseños del tejido y automatizar la producción. La computación en sus inicios se ligaba a la producción industrial de tejidos. Los nudos de esos tejidos tienen un grado de parentesco con la computación.
Quizá hubo otras posibilidades de desarrollo de la computación. Saber dónde acaban sus dominios es difícil de definir.¿Están las matemáticas inscritas en la propia naturaleza o son un fruto del pensamiento?¿Es la repetición en la naturaleza de una serie de ritmos un patrón de cálculo? ¿Dónde empieza la computación?
Algoritmo
Esta arquitectura es un captador de viento. Es un dispositivo arquitectónico de tradición iraní utilizado durante muchos siglos para proveer de ventilación natural y refrescar el interior de los edificios. Esta tecnología persa se usaba para refrigerar un ambiente. Estas torres tenían la misma función que los disipadores en los equipos electrónicos. Los disipadores enfrían la atmósfera dentro de un ordenador. El enfriamiento de la estructura es una parte fundamental de las operaciones algorítmicas del capital dentro de los sistemas computacionales.
Uno de los inicios posibles estaría inscrito en la idea del algoritmo. El origen del término algoritmo se halla en el nombre del matemático Al-Khwarizmi, que nació en el siglo IX en una zona que hoy se conoce como Uzbekistán, en Asia central. Desarrolló gran parte de su carrera en Bagdad, donde formó parte de la Casa de la Sabiduría, un centro de investigación y traducción, donde se conservaron y tradujeron gran número de obras científicas y filosóficas griegas e hindúes. En este centro tuvo un gran número de eruditos que no solo tradujeron, sino que llevaron a cabo numerosos avances en física, astrología, matemáticas, música, arquitectura y medicina, como los hermanos Banu Musa, quienes desarrollaron una serie de autómatas e instrumentos musicales que tocaban por sí mismos, o, Al-Haytham, conocido posteriormente en occidente por Alacena, quién hizo grandes avances en la ciencia de la óptica y creó la cámara obscura, además de otras muchas cosas en el ámbito de las matemáticas y la física.
Volviendo a Al-Khwarizmi, fue quien introdujo el concepto del cero a través de la adaptación de las matemáticas provenientes de la India. Está considerado no sólo como el padre del álgebra sino también como el encargado de introducir nuestro sistema de numeración. La innovación que supuso el álgebra fue que no solo se usaban números, sino que se introducían símbolos para representar parámetros desconocidos, llamados incógnitas. Estas formulas expresaban reglas o principios generales. Álgebra significa reintegración en árabe. En palabras de Al-Khwarizmi, “El álgebra servía para aquello que es fácil y más útil en aritmética, tal que los hombres lo requieren constantemente en casos de herencia, legados, particiones, juicios, y comercio, y en todos sus tratos con los demás, o cuando se trata de la mensura de tierras, la excavación de canales, cálculos geométricos, y otros objetos de varias clases y tipos”.
Muḥammad ibn Mūsā al-Khwārizm: El libro compendio sobre el cálculo por finalización y balanceo
A partir de su nombre deriva la palabra algoritmo. Los algoritmos son la mecanización de procedimientos metódicos que constituyen en gran parte la computación. Se denomina algoritmo a un grupo finito de operaciones organizadas de manera lógica y ordenada que permite solucionar un determinado problema.
Los algoritmos permiten una transición entre valores numéricos y lenguaje. Son un sistema de notación. La notación es el indicio gráfico de una exigencia en la integración en las relaciones sociales. Se trata de una serie de instrucciones o reglas establecidas que, por medio de una sucesión de pasos, permiten llegar a un resultado o solución. Sin estas bases, gran parte del conocimiento matemático occidental no se habría desarrollado. Los rastros de esta traducción están presentes tanto en los procesos científicos como en el arte y la arquitectura europea, e incluso en la invención de la fotografía. Esta es una historia que permanece oculta dentro de las genealogías de la computación. Para entender las formas transculturales del conocimiento, es necesario replantear su genealogía. La computación se desarrolló en parte gracias a ideas provenientes de Siria. Las ideas pueden cruzar. Las personas quizá no.
Detalle de lacería de la mezquita de Córdoba, España.
Esto es un patrón denominado Girih. Girih significa en persa nudo. Está presente en gran parte de la arquitectura y el arte islámico. Siglos antes de la geometría hecha por ordenador, a través de los conocimientos de los símbolos matemáticos abstractos y su relación unificante, el Islam tuvo el objetivo de relacionar el mundo material con sus principios básicos abstractos. Mientras que las formas de concebir el espacio perspectivo en occidente se enfocaban a la mirada de la posición de un individuo, en el desarrollo árabe de la perspectiva, no importaba cuál era la posición de este. En principio, a través de las ideas sufis, todos las perspectivas serían válidas. ¿Cómo sería un sistema de computación que no separase sujeto y objeto, que uno no explotase al otro? Una concepción así trabajaría desde una interdependencia de la cultura. Por definición, culturas que se entrelazan entre sí y con la naturaleza como un híbrido.
Estas son algunas de las cerámicas que hay en LABoral. El arquitecto Luis Moya las encargó al taller de Ruiz de Luna en Talavera. Estás cerámicas recogen la influencia estética y el conocimiento matemático del Islam en la península. En esa ciudad, la tradición cerámica integró, junto a otras tradiciones, el legado islámico. Tendemos a olvidar el hecho de que nuestro sistema es solo uno de los muchos posibles, y su desarrollo empezó con contribuciones mayores procedentes de babilonios, hindúes y árabes.
La historia no es una colección de hechos dados, sino una serie de realidades coproducidas. El futuro no será automáticamente una perpetuación de las condiciones y relaciones contemporáneas, sino un tiempo de varias dimensiones en el que pasado y futuro se anuden.
Quipu
Este objeto es una yupana. Es un dispositivo de la tradición inca utilizado para realizar operaciones matemáticas de cálculo. Esta tecnología se usaba para poder resolver los problemas en la contabilidad. Los cálculos se realizaban a través de los movimientos de pequeñas cuentas —piedras o semillas—de unos cubículos a otros. Los de abajo eran unidades, después venían las decenas, las centenas, los millares y por último, las decenas de millar. Era un problema de posición resuelto a través del movimiento físico de sus componentes. Era el equivalente a los impulsos electrónicos que suceden en una computadora.
Uno de los inicios posibles de la computación estaría inscrito en las matemáticas incaicas. Los incas poseían un sistema numérico basado en el sistema decimal, conocían el cero y el concepto de vacío. El sistema de escritura de los signos era el quipu. Así, estos nudos, al igual que los de un tejido, proporcionaban una idea del mundo. Los quipus eran un sistema de escritura no fonética. Eran una escritura tridimensional, un sistema de computación táctil y palpable. La computación incaica requería del cuerpo. Sus matemáticas no propiciaban sólo el sentido de la vista. El tacto era una parte fundamental, así como la escucha. Los nudos presentaban una serie de informaciones que requería ser completada con el habla y los ejercicios mnemotécnicos.
Algunos pastores de Perú aún los emplean para inventariar sus ganados. Mediante el número y la disposición de los nudos y el color, grosor y longitud de los cordeles, los quipus constituían un conjunto de signos con los que se podían realizar cálculos numéricos o dar cuenta de los hechos o acontecimientos importantes. Los quipus no son solo registros estadísticos, son también una forma de registro narrativo a través del cuál se articulaban algunas de las relaciones sociales. La escritura, al igual que la computación, es una estructura de símbolos que se define a partir de sus interconexiones.
El inca Garcilaso de la Vega era un escritor e historiador mestizo que vivió entre los dos mundos teniendo acceso tanto a la educación que provenía de la corona española, como al conocimiento de los incas. En sus palabras, “Los contadores, delante del curaca y del gobernador Inka hacían las cuentas con piedrezuelas y les sacaban tan ajustadas y verdaderas que no sé a quién se pueda atribuir mayor alabanza, si a los contadores que sin cifras de guarismos hacían sus cuentas y particiones tan ajustadas de cosas tan menudas, que nuestros aritméticos suelen hacer con mucha dificultad, o al gobernador y ministros regios que con tanta facilidad entendían la cuenta y la razón de que todas ellas les daban”.
Los quipus permitían una transición entre valores numéricos y lenguaje. Son un sistema de notación. La notación es el indicio gráfico de una exigencia en la integración en las relaciones sociales. Se trata de una serie informaciones establecidas que, por medio de una sucesión de pasos, permiten arribar a un resultado o solución. Más allá de los valores numéricos, no se conoce con exactitud cual sería el significado narrativo de los quipus, ya que era un sistema de notación sin palabras escritas. Estos códigos perdidos son recipientes dentro de los cuales se pueden verter nuevos significados, mediante normas ajenas al código original. Esta es una historia que permanece oculta dentro de las genealogías de la computación. Para entender las formas transculturales del conocimiento, es necesario replantear su genealogía. Quizá los quipus nunca se descifren. Pero eso los convierte en una máquina de traducción proyectiva que conecta futuro y pasado.
Quipu exhibido en el museo MALI, Lima, Peru
Esto son la serie de cuerdas que forman un quipu. El quipu en lengua quechua significa nudo. Los quipus no son una forma de escritura fonética que se puede leer en el sentido occidental, como si cada elemento de su construcción (los nudos, los colores, las hebras) fuesen un sonido. El quipu se puede considerar como un sistema de escritura en el sentido amplio de la palabra: un conjunto de señales visuales y táctiles que se organizan para contener significados. Los quipus son un sistema de notación tridimensional. A diferencia de la escritura, la cual requiere instrumentos para ser realizada, la información táctil es transmitida a través de la torsión, las combinaciones de los colores y las cuerdas anudadas. Probablemente, los quipus podían registrar elementos silábicos, nombres e información narrativos y no numérica.
Esto es una imitación de un quipu, con un valor numérico inventado, como un desarrollo especulativo y formal de sus matemáticas. Sin las imposiciones sociales, económicas y culturales del imperio español en América, quizá se hubiese podido desarrollar otro tipo de conocimiento. Quizá las cuerdas habrían desarrollado otro tipo de computación no basada en la explotación del capital. El sistema de contabilidad de los quipus funcionaba como una forma de inventario de la propiedad y obligaciones colectivas, activando formas de reparto y redistribución. ¿Cómo sería una computación basada en esos principios?
La historia no es una colección de hechos dados, sino una serie de realidades coproducidas. El futuro no será automáticamente una perpetuación de las condiciones y relaciones contemporáneas, sino un tiempo de varias dimensiones en el que pasado y futuro se anuden.
*Esta pieza es un collage, un espejo escrito del video Shadow Writing (Algoritmo/Quipu), una composición adaptada libremente de citas deMarcia Ascher & Robert Ascher, HansBelting, Nader El-Bizri, Sabine Foster, Ramón Guardans, Elizabeth Hill Boone, David Link, Walter D. Mignolo, Ruba“Mohammed Ali” Salah, George Saliba, Frank Solomon, Gary Urton, y Siegfried Zielinski & Franziska Latell.
** El proyecto «Shadow Writing (Algorithm / Quipu)» fue producido en LABoral Centro de Creación Industrial con el apoyo de la beca de producción DKV Álvarez Margaride. Las imágenes de las piezas de este texto se tomaron en su segunda itinerancia en Schwartzsche Vila, acompañadas de un libro publicado por Archive Books.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)