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Sweet Wall. ¿Quién vigila a los vigilantes?

Magazine

21 abril 2014
a) Sweet Wall, alumnos A*DESK

Sweet Wall. ¿Quién vigila a los vigilantes?


La víspera del 3 de abril murieron en dos poblaciones catalanas diferentes, dos hombres al ser reducidos por los Mossos.

Allan Kaprow realizó en 1970 la que se considera su pieza más política, Sweet Wall. Un grupo de amigos construyeron un muro de treinta metros de largo y un metro y medio de alto, cercano al muro de Berlín, pero a diferencia de su vecino, este se sujetaba con pan y mermelada, y justo después de ser construido lo tumbaron. Sweet Wall es un happening, los happenings no pueden ser reproducidos.

La primera acción ocurre a las 7 de la mañana en Plaza Cataluña, donde a la misma hora del día 30 de Mayo de 2011 desalojaron a los «indignados» que dormían allí, y «limpiaron» la acampada. Yo no estaba en Plaza Catalunya cuando comenzó el desalojo, llegué al cabo de un rato. Hoy 3 de abril de 2014 llego puntual, la plaza está vacía, oscura y llueve. Mónika Ardila, Rosario Ateaga, Irati Irulegi, Chiara De Marco, Jordi Maseras, Masha Perskaya, Sergi Velasco, Oriol Fontedevila, el fotógrafo y un espectador están de pie en medio de la plaza, y ponen en marcha el nuevo juguete de la policía catalana: el cañón de sonido. Lo harán 9 veces más durante todo el día en diferentes lugares de Barcelona.

Esta acción se enmarca en la propuesta de la Fundació Tàpies Allan Kaprow. Altres maneres. En esta ocasión son los estudiantes del programa de estudios de A*Desk, con la coordinación de Oriol Fontdevila desde el proyecto Arqueologia Preventiva del Espai 13 de la Fundación Miró, los encargados de reinventar un happening de Kaprow. Allan Kaprow. Altres maneres es una exposición que quiere poner de manifiesto la vigencia de la obra de Kaprow, en relación a las circunstancias actuales. Se despliega más allá del espacio expositivo de manos de diferentes colectivos que reinventan o reinterpretan diferentes happenings. Los happenings dejan un rastro documental, en imágenes o textos, pero esencialmente se pueden seguir en pequeñas «partituras», que son la receta ideal en caso de que se quiera llevar a cabo un reenactment.

Rehacer hoy Sweet Wall, implica, atendiendo los parámetros que propone Kaprow, denunciar los lugares donde el poder se ha extralimitado. La estrategia es repensar, en sus términos, las formas en que el poder opresor actúa. Si en el Berlín de los setenta era un muro divisorio lo que físicamente dibujaba la represión, hoy es una forma que se extiende por la ciudad como una metástasis. La acción es una denuncia simbólica de cada uno de los abusos o muertos. Acabamos en la Calle Aurora, a las 11 de la noche, donde también murió recientemente un hombre apaleado por los mossos, un escándalo. También es un escándalo el cañón resonante por los callejones estrechos del Raval. El sonido está intervenido con una voz que dicta la «partitura» que Kaprow dejó para este happening. Prácticamente ningún peatón se ha detenido, pocas personas preguntan de qué se trata, algún vecino sale al balcón. El cañón ha cumplido su función disuasoria.

Un happening no requiere de público, sino de acción. A happening is for those who Happ in this world , for those who don’t want to stand off and just look (Allan Kaprow, How to make a Happening, 1966). En el happening no hay actores, no hay audiencia, hay una acción que se produce con las personas presentes. El juego de rol propuesto por la Fundació el sábado 5 en Bellvitge, también es una reinvención de Sweet Wall. Mucho más popular que el cañón, y con ladrillos. La actualización del happening en este caso hace referencia a otro hecho histórico, el enfrentamiento de los vecinos de Bellvitge con la policía cuando reclamaban sus derechos ante el abuso de las constructoras. El juego genera una extraña situación donde se solapan los personajes interpretados y la recreación del enfrentamiento, con una situación nueva y real. El juego crea una realidad en sí misma, que se alcanza perfectamente las normas que propone un happening, creando una relación de ironía respecto al motivo del que se está hablando, pero que a la vez se produce de nuevo en las personas que participan, y en el desconcierto de los espectadores. La manifestación que los vecinos de Bellvitge (los reales y los interpretados) realizaron en el juego de rol del sábado, no es diferente de una manifestación «real»: los lemas, las pancartas, los gritos, los organizadores y la masa, y los espectadores que no saben cómo relacionarse. Incluso la reivindicación que se proclama, a pesar de ser extraída de un contexto histórico, es vigente ahora.

b) Sweet Wall, Bellvitge

En la exposición de la Fundació Tàpies se va acumulando el material que se genera con cada una de las acciones de reinvención de los diferentes happenings, el espacio se va llenando conforme se van sucediendo, y también es un espacio de trabajo, dejando, tal como reclamaba Kaprow que el happening fuera, una acción puntual e irrepetible. Lamentablemente no lo son en cambio, los eventos a los que estas acciones hacen referencia.

Caterina Almirall acaba de nacer en este mundo, pero antes había vivido en otros mundos, similares y paralelos, líquidos y sólidos. De todos ha aprendido algo, y ha olvidado algo. Aprender es desaprender. En todos estos mundos le atrapa una telaraña que lo envuelve todo, algunos lo llaman “arte”… Envolver, desenredar, tejer y destrozar esta malla ha sido su ocupación en cada uno de estos planetas, y se teme que lo será en cada uno de los que vendrán.

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