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Sarrita Hunn y James McAnally fundaron MARCH en 2020 a modo de ampliación de su anterior proyecto editorial, Temporary Art Review (2011-2019). MARCH es una revista de arte y estrategia que consta de una activa plataforma en línea y de ediciones impresas de ritmo anual.
Mela Dávila Freire – ¿Podrías describir brevemente cómo decidisteis empezar un proyecto juntos?
Sarrita Hunn – James McAnally – Nos conocimos en 2010, cuando Sarrita era artista residente en The Luminary, un centro de arte sin ánimo de lucro cofundado y dirigido por James en Saint Louis, Missouri (EE.UU.). A partir de una propuesta que Sarrita escribió en su solicitud de residencia, en la que planteaba poner en marcha una página web de crítica de arte, empezamos a debatir una serie de perspectivas que iban apuntando cada vez más hacia un enfoque descentralizado de la crítica de arte, y ello nos impulsó a presentar Temporary Art Review en marzo de 2011.
Temporary Art Review se fundó para abordar dos grandes asuntos relacionados con la crítica cultural que habíamos identificado en ese momento: el hecho de que la atención se dirigía sobre todo hacia las galerías comerciales de grandes centros urbanos (p. ej., Nueva York, Londres, Los Ángeles), y la falta de una plataforma significativa donde debatir críticamente sobre espacios sin ánimo de lucro, espacios autogestionados por artistas y actividades culturales en comunidades más pequeñas, especialmente a nivel local, en Saint Louis. De esta forma, Temporary Art Review pretendía convertirse en un conector entre los espacios autogestionados artistas y las comunidades interesadas en el arte pero de tamaño menor, repartidas por todo el país. Transcurridos tres años, empezamos a tener la sensación de que habíamos cubierto ya gran parte de los temas importantes en Estados Unidos, y por eso decidimos empezar a incluir artistas, escritores y espacios internacionales, y también más contenidos relativos a temas específicos.
En 2017 empezamos a debatir el futuro de Temporary Art Review, y este diálogo, al final, nos llevó a fundar una nueva plataforma. A lo largo de los años siguientes, decidimos que esta nueva plataforma tendría una motivación sociopolítica más explícita y un alcance internacional desde el principio. Nuestro objetivo era aprovechar muchas de las experiencias y lecciones que habíamos aprendido durante los casi diez años que estuvimos publicando Temporary Art Review, e intentar trabajar desde el principio en contenidos y formas experimentales.
MARCH, a journal of art & strategy, que se presentó en 2020, incluye ediciones impresas y una activa plataforma en línea que encarga ensayos, entrevistas y escritura crítica experimental con una perspectiva global. Después publicar en línea varias series de contenidos a lo largo del 2020, para nuestra primera revista impresa «ocupamos» el primer número de October, a fin de analizar cómo pueden combinarse con originalidad la práctica revolucionaria, la investigación teórica y la innovación impulsada por artistas.
Mela Dávila Freire – ¿Qué significa «independiente» para vosotros?
Sarrita Hunn – James McAnally – Progresivamente, yo [James] me he ido alejado de la jerga que utiliza las expresiones «espacio independiente», «comisario independiente», etc. En vez de eso, he empezado a describirme a mí mismo como comisario dependiente, haciendo énfasis en las interconexiones que son esenciales para cualquier trabajo. Ningún proyecto es independiente, y estas expresiones, aunque hayan aparecido para reafirmar la existencia de un espacio en el exterior de las instituciones y los modelos dominantes, parecen estar cada vez más atrapadas en las lógicas de la institucionalidad. Para poner en funcionamiento MARCH, nos propusimos ex profeso tener en cuenta nuestra colectividad: las formas en las que todos somos múltiples. En este sentido, mantenemos conexiones con muchas otras editoriales y publicaciones, escritores e instituciones, conexiones que se dan entre los diferentes integrantes de nuestro «grupo de investigación colectiva» y también a través de otras colaboraciones formales e informales.
Si empezamos a pensar más tanto sobre «publicaciones dependientes» como sobre algún otro término, lo que nos interesa sobre todo es qué significa adoptar una posición (negar la neutralidad, o la objetividad) y constituir una comunidad en torno a dicha posición. Se diría que, para tomarlas como punto de partida, la conexión entre dependencia y colectividad, y la autonomía entendida como selección de lógicas comunitarias (y no como práctica solitaria) son expresiones más liberadoras.
Mela Dávila Freire – Habéis subrayado la importancia de las publicaciones de artista, y de las actividades editoriales de los artistas, como referentes que inspiran buena parte de vuestro trabajo. Aparte de estas dos cosas, ¿teníais algún otro modelo o referencia que os inspirara o influyera en la forma en que concebisteis Temporary Art Review y MARCH?
Sarrita Hunn – James McAnally – Las publicaciones de artista, sobre todo desde los años sesenta hasta la actualidad, nos ofrecen un precedente conceptual, porque amplían el concepto de publicación al entenderlo como lugar de exposición, intercambio, crítica, y comentario subjetivo y de auto-historización, con un potencial radical para la distribución horizontal, la circulación de ideas y la inserción de narrativas aisladas en una esfera cultural más amplia. Más allá de los modelos históricos que plantean las publicaciones de artista, en realidad lo que nos interesa son las condiciones actuales de publicación, y las formas «instituyentes» de carácter autocrítico. No nos hemos propuesto seguir modelos externos, sino sostener una publicación de alcance global, basada en una serie de principios éticos y que tenga capacidad de impacto. En muchos aspectos no existen modelos para ello; al menos, ninguno que esté completamente relacionado con lo que hacemos… de manera que nuestra voluntad es intentar construir uno. Así que nos planteamos cuál es la manera urgente, ética y sostenible de publicar en la actualidad, e intentamos ponerla en marcha en todas sus variaciones posibles.
Ello está en consonancia con conceptos más amplios relativos a la próxima fase de la crítica institucional, que tiene que ver con la formación de instituciones que sean avanzadas de verdad. A menudo, publicamos materiales sobre esta idea aplicada a museos, espacios de arte, bienales, espacios informales o independientes, etc., pero también aplicada a nuestra propia forma cotidiana de actuar. Fijarse en cómo se obtiene y se distribuye el dinero, cómo se mantiene y se comparte el poder, qué puntos de vista se privilegian y se hacen públicos… Con esto hay ya suficiente para empezar a dibujar un «modelo»: cómo funcionan los colectivos y las cooperativas dentro y fuera de las artes; cómo se forman y se mantienen las protestas y cómo, a veces, se fusionan en organizaciones; cómo se documentan y se distribuyen las redes de ayuda mutua en formato impreso y en línea…. Los modelos son múltiples, y los vamos incorporando a nuestro hacer de manera constante.
Mela Dávila Freire – Cuando empezasteis, ¿cómo os imaginabais que el proyecto sería económicamente sostenible? ¿Hasta qué punto vuestra sostenibilidad económica funcionó como esperabais, o evolucionó de formas inesperadas?
Sarrita Hunn – James McAnally – Durante los primeros tres años, Temporary Art Review fue un proyecto realizado por completo a partir del trabajo voluntario. En 2014 relanzamos la publicación en línea con un modelo económico experimental «anti-lucrativo», basado en un sistema de intercambio que utilizaba el «crédito publicitario» como moneda común para distribuir el valor de manera cooperativa entre nuestro gran número de colaboradores y socies actives. Con este modelo, la financiación de la página web no se reducía a conseguir unes cuantes patrocinadores ni se vendió al mejor postor, sino que se repartía entre sus autores, desdibujando la frontera entre lectores y escritores, colaboradores y seguidores. Poco después, Temporary consiguió asegurarse una modesta financiación anual a través de The Luminary (la organización sin ánimo de lucro que actuaba como «paraguas oficial» de la publicación). Esta financiación anual se destinaba a pagar honorarios a les escritores y también, en menor medida, a retribuir la gestión de contenidos, pero nosotres no cobramos nunca por nuestra labor de editores. Las retribuciones a les autores también se financiaban, en menor medida, mediante la venta de una cantidad pequeña de anuncios en línea; a nuestres autores, les ofrecíamos la posibilidad de escoger entre recibir un pago directo o bien cierta cantidad de «crédito publicitario», que elles podían usar para difundir sus propias actividades. Más tarde, al fundar MARCH, consideramos prioritario asegurarnos de que todes les implicades en el proyecto (escritores, editores, diseñadores, etc.) fuesen pagades por su trabajo, y el proyecto mantuviera el mismo ritmo y la misma escala que el apoyo económico que podía ofrecer.
Mela Dávila Freire – ¿Notáis una diferencia en el funcionamiento de la financiación institucional a lo largo de la última década? Otres entrevistades han señalado una regresión dramática del apoyo financiero desde la crisis de 2008, que se acelera a causa de la crisis sanitaria del covid-19, así como la multiplicación de los procesos burocráticos y la evaluación creciente de los resultados solo según indicadores matemáticamente cuantificables. ¿Es esta también vuestra experiencia?
Sarrita Hunn – James McAnally – Nuestra experiencia, desde la fundación de Temporary Art Review en 2011 hasta la actualidad, siempre ha sido que la publicación existe en un contexto «no financiado», a menos que se integre explícitamente con las condiciones actuales del mercado o esté relacionada con fuentes de financiación «heredadas» (como por ejemplo las subvenciones estatales, en Europa, y las subvenciones de fundaciones en Estados Unidos). Empezar a publicar en un contexto en el que la industria editorial estaba en plena caída libre ha significado, en general, que nuestras expectativas de apoyo económico siempre han sido proporcionales a lo que teníamos a nuestro alcance. Así que no hemos notado una disminución del apoyo económico, sino que tenemos que dedicarnos más a trabajar para compensar este proceso estructural de desinversión en lo general, que es aún más intenso en el caso de las publicaciones en el contexto del arte.
El ensayo y la publicación de contenidos críticos, y los contextos y comunidades que ambas actividades generan, continúan estando infrafinanciados en relación con otras esferas primarias de producción, presentación y circulación del arte contemporáneo. En el ámbito del arte, la actividad editorial tiene lugar casi únicamente según modelos comerciales; otras fórmulas que no se podían capitalizar han sido históricamente ignoradas. En Estados Unidos, las vías de apoyo económico a escritores han crecido de manera sostenida durante los últimos diez años, pero en general siguen otorgándose únicamente a título individual, en tanto que el apoyo estructural a publicaciones y plataformas de escritura crítica es inexistente. Esta situación solo consigue exacerbar el trabajo autónomo y la atomización de las formas de apoyar y compartir textos escritos. En otros lugares, las medidas de apoyo siguen tendencias similares, por lo que parece que la industria editorial en conjunto continuará individualizándose más aún a través de plataformas como Substack y Patreon [destinadas a facilitar la suscripción de pago a newsletters personales], a través de las cuales hay ya muchas personas que consiguen financiar sus propias actividades de reflexión.
Mela Dávila Freire – ¿Con qué modelo de financiación os sentís más cómodos, o cuál sería vuestra fórmula preferida?
Sarrita Hunn – James McAnally – Hasta la fecha, no hemos tenido que constituir una sociedad con nuestros patrocinadores ni en Estados Unidos (donde recibimos apoyo a través de The Luminary, que actúa como nuestra editorial) ni en Alemania (donde contamos con el apoyo de la asociación Liebe Chaos Verein e.V.). Po eso podemos seguir buscando fuentes de financiación complementarias, cosa que hacemos a través de dos estructuras bien diferenciadas. En el caso de MARCH, las posibilidades de membresía, las suscripciones y las ventas de nuestra publicación impresa nos facilitan un apoyo importante, al que se unen las subvenciones. Hemos descubierto que podemos ser más ágiles si mantenemos un modelo mixto que no depende únicamente de una forma específica de apoyo, y además así evitamos los sesgos o problemas que implicaría el tener solo una fórmula de financiación. Si dependiéramos totalmente de un modelo comercial basado en la publicidad, o del apoyo estatal o de fundaciones, por ejemplo, con el paso del tiempo creemos que ello acabaría afectando a nuestros contenidos. Esperamos que en el futuro la membresía y las suscripciones tengan mayor peso entre nuestras fuentes de financiación, en parte porque son también formas de crear comunidad en torno a nuestra actividad, y atención hacia lo que publicamos, así como una mayor conciencia por parte del público que nos presta apoyo, nos lee y nos recibe.
Mela Dávila Freire – Y finalmente: visto desde la distancia, uno de los motivos de vuestra sostenibilidad durante un largo período de tiempo es la estabilidad de vuestro «equipo». ¿Alguna vez os habéis planteado la posibilidad de que entren personas nuevas en el equipo básico?
Sarrita Hunn – James McAnally – La cuestión es que les dos tenemos una tendencia natural hacia la colaboración, y además nos movemos con comodidad en el contexto de las plataformas en línea: ¡nuestro interés constante en la creación de institucionalidad y prácticas institucionales no es casualidad! Nuestras formas de entender el trabajo son muy complementarias, y nuestra manera de colaborar se ha mantenido muy estable durante una década. A lo largo de los años, el hecho de compartir intenciones nos ha aportado mucha solidez. Ahora, con MARCH, nos hemos propuesto invitar a mucha más gente a participar, asumiendo los papeles de asesores o editores, y acabamos de incorporar a un nuevo editor, Gelare Khoshogozaran, con la intención de que se convierta en colaborador y co-pensador a largo plazo.
La primera edición impresa de nuestra revista ha salido hace no mucho; a partir de ahora, cada nueva edición impresa contará con un editor o editora invitados. El próximo número de MARCH lo editará Imani Jacqueline Brown, artista, activista e investigadora de Nueva Orleans que actualmente vive en Londres. Basándose en la aportación de Jacqueline a MARCH 01, «Ecologías negras: una apertura, una oferta», la segunda edición impresa de la revista va a desarrollar el concepto de black Ecologies, o «ecologías negras», entedidas como «resistencia a las ecologías extractivas del mundo colonial capitalista». Además, nos hemos asociado con Dark Matter University para copublicar una serie de artículos sobre temas aledaños en el número en línea que aparecerá este otoño, un número que vamos a diseñar en colaboración con Untitled, un equipo de comisarios y diseñadores que viven en Marruecos. También queremos publicar otros proyectos impresos y digitales durante los próximos años contando con un colectivo global de colaboradores, que continuarán ampliando la cuestión de quién es MARCH, y qué es. Una vez más, esta acumulación es la publicación: un conjunto de investigaciones colectivas orientadas hacia un mundo artístico alterado.
(Imagen destacada: Publicación antológica de Temporary Art Review, To Make a Public, publicado por INCA Press.)
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)