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La Vanguardia ha publicado un artículo sobre el estado del futuro Centre d’Art de Barcelona, el Canòdrom. El artículo describe los problemas que hasta la fecha ha tenido este centro para que llegase una apertura que no parece que pueda suceder. Desde la falta de acuerdo entre el ayuntamiento socialista de entonces y el gobierno de CiU, siguiendo por la indefinición entre los dos gobiernos luego ya del mismo color, hasta ese millón de euros destinado al Canòdrom que debía gestionar el CONCA que no se sabe donde están, pasando por los costes de una obra (otros 3,5 millones) para la adecuación de un edificio que parece ser nadie quiere. Ese es el auténtico asunto respecto a Canòdrom: decidir ya si se hace un centro de arte o no, decidir ya si es en el antiguo Canòdrom o en otro lugar, desvelar donde están los presupuestos asignados para el centro de arte. Esas son las decisiones políticas que no se han tomado, que se siguen aplazando más de seis meses después de que cambiase la alcaldía de Barcelona. También fue decisión política organizar un concurso para la dirección de un centro de arte que luego, por los motivos que sean, no se ha querido/podido poner en marcha. Hay también preguntas pendientes que sería necesario aclarar sobre la dirección como qué iniciativas ha tenido o qué margen de maniobra ha tenido, preguntas a las que tanto los responsables políticos como el director escogido deberían responder.
Pero no. El artículo de La Vanguardia destaca como titular el sueldo del director «en funciones» (el entrecomillado es del periódico) escogido por concurso público. Y para apostillar, se señala que la Generalitat y el Ayuntamiento se podrían ahorrar ese dinero. ¿Qué se pretende con semejante titular?
Las cuestiones son otras y el periodismo debería investigarlas. Destacar el salario de la dirección como centro del problema es una mezquindad.
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)