Colaescence (Coalescencias, Coaliciones, Colisiones, Colapsos) es un ejemplo de proyecto curatorial orgánico que surge en un momento determinado y evoluciona en el tiempo, para cambiar, seguir existiendo y dialogando con el momento. Su impulsor, Paul O’Neill, es un referente en la reflexión sobre la práctica curatorial, alejada de cualquier teorización elucubrativa. Sus reflexiones nacen de la curiosidad y de las entrevistas mantenidas con comisarios y artistas que ha considerado de referencia. Su trabajo se basa en la colaboración con artistas, a partir de la generación de complicidades que implican encuentros, renuncias, fricciones y también descubrimientos.

Por eso mismo, el escrito que acompaña la exposición que se presenta ahora en Adn Platform no es el típico texto teórico de comisariado, sino que es una conversación entre los dos comisarios: Paul O’Neill y Xavier Acarín. Acarín le acompaña en este «bolo» -más que itinerancia- de la exposición Colaescence, aportando la participación de artistas que quizás no estaban en el radar de O’Neill, pero que contribuyen a enriquecer un proyecto que desmitifica la labor curatorial a la vez que se convierte en un ensayo práctico y un statement —o declaración de principios— sobre ella. En ese sentido, la exposición que puede verse en Adn Platform hasta el 20 de mayo de 2023 es la punta de un iceberg en el cual es crucial bucear.

Pero, ¿cuál es la historia de Colaescence (Coalescencias, Coaliciones, Colisiones, Colapsos)? Coalescence se gesta en el año 2003 en London Print Studio en Londres, donde Paul O’Neill desempeñaba labores de comisario. Las posibilidades que les ofrecía el taller de grabado del estudio fueron aprovechadas por O’Neill para trabajar en colaboración con Jaime Gili, Kathrin Böhm y Eduardo Padilha, que realizaron una serie de impresiones para cubrir el espacio, rompiendo así las distinciones entre los espacios de producción y expositivos. Como bien recuerda O’Neill en la conversación con Xavier Acarín, todavía flotaba en el aire el impacto de las «estéticas relacionales» de Nicolas Bourriaud, haciéndose eco de prácticas artísticas en las que los momentos de encuentro y participativos generaban instalaciones situacionales que se desarrollaban en un momento temporal específico. No por casualidad las estéticas relacionales encontraban claros antecedentes en ciertas prácticas curatoriales de los 60s, y referentes como Seth Siegelaub, con los que O’Neill mantuvo entrevistas en profundidad. Es el momento del «comisariado performativo», en el que prácticas artísticas y curatoriales eran absolutamente permeables. Un ejemplo paradigmático: el comisariado de Utopia Station con Hans-Ulrich Obrist, Rirkrit Tiravanija y Molly Nesbit en el Arsenale de la Bienal de Venecia (2003), que destilaba la idea de acumulación e incertidumbre.

A la exposición en London Print Studio en 2004, le siguieron otras «itinerancias» (en  el sentido menos institucional que podamos imaginar) en Redux (Londres), Palma Dotze (Vilafranca del Penedés, 2004), Model and Niland Artr Gallery (Sligo, Irlanda, 2004) y en SMART project space (Amsterdam, 2009), hasta llegar a la que nos ocupa aquí. Entre la primera experiencia y la más reciente ha habido variedad de formatos y colaboraciones: proyecciones de películas, comisariados anexos, sesiones de póquer, diálogos públicos y privados y, en total, casi un centenar de artistas implicados.

Coalescence es también una reflexión (by doing) sobre la exposición, sobre la institución como espacio de actividad, sobre procesos reales y vitales que son tan importantes como el resultado final, sobre la exposición como «campo de pruebas» -como escribe Acarín- y sobre la performatividad como herramienta para escapar de premisas neoliberales. Los trabajos artísticos que se muestran en Adn Platform —y conviven en el espacio creado por Kathrin Böm,  Jaime Gili y Eduardo Padilha— cuestionan los compartimentos estancos del conocimiento (Suzanne Mooney), el control corporativo sobre el contacto corporal (Pilvi Takala), la lectura institucional y oficial de las obras de un museo (Núria Güell) o los estereotipos de género y raza (Harold Offeh).

Coalescence es, en definitiva, un espacio de incertidumbre, de colaboración, de fricción y de libertad, crítico y festivo, todo al mismo tiempo; y la inauguración, el sábado 26 de noviembre, fue un buen ejemplo de celebración de los reencuentros, charlas y risas en Adn Platform.

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[Todas las imágenes son cortesía de los artistas y ADN Galeria. Fotografías: Roberto Ruiz]