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A menudo resulta más fácil explicar una historia a partir del relato de ficción, dotándolo de evidencias e incluso ironías que no dejan de ser una crítica hacia algo o alguien. Desbordar eso que entendemos por verdad a través de las palabras se convierte así en un gesto simbólico que es capaz de observar distintas realidades desde otra dimensión, más amplia a la vez que compleja. Descodificarla no es del todo fácil –puede que para algunxs sea incluso un ejercicio pesado– pero sí necesario para movernos en distintos lenguajes. Llevado al ámbito artístico, cuando ese gesto escrito adquiere más fuerza que el proyecto en sí se produce una situación extraña: automáticamente pensamos que el o la artista no ha sido capaz de expresarlo visualmente. Pero, ¿qué ocurre cuando es esa la intención, cuando se quiere dar más importancia al texto que a la obra? Sobre esta ecuación nos sitúa Martin Llavaneras en su exposición Medicane en Bombon Projects.
A partir de la reflexión sobre los límites físicos y simbólicos entre Barcelona y sus alrededores (Gavà, El Prat de Llobregat), el artista elabora una propuesta que busca condicionar el espacio de la galería al disponer en él dos grandes vallas como las que separan los espacios que quedan en medio de esas localidades, no lugares[1] por los que cada día transitan algunxs de sus ciudadanxs. Dos telas solares atraviesan los extremos de cada una de esas vallas, permitiendo ver lo que hay al otro lado a través de unos pequeños cortes que Martin ha realizado. Es también gracias a esas incisiones físicas que se puede presenciar la pobreza de los materiales con los que trabaja: plástico fundido y hojas de plantas. Colocadas sobre las telas hay unas piezas escultóricas elaboradas con esos materiales. El proceso de trabajo es acumulativo (a partir de capas) y un tanto azaroso, pero estéticamente potente. Sin embargo, volviendo al inicio del texto, el potencial es más discursivo que estético. Todas las hojas que se integran en las piezas responden al nombre real de una planta: la Kentia. Y Kentia es también la voz que dialoga con el artista en ese texto ficcional donde hay cabida para multinacionales, vistas aéreas, consejos de salud, viveros y exotismos.
“Llamar «Diverso» a todo lo que hasta hoy fue extranjero, insólito, inesperado, sorprendente, misterioso, amoroso, sobrehumano, heroico, y aún así divino, todo lo que es Otro. El exotismo suele ser «tropical»,decía en Ensayo sobre el exotismo Victor Segalen. Narrar una historia ‘exótica’ a partir de la ficción para reflexionar justamente sobre ese término y hacerlo sin caer en discursos moralizantes sobre ecologismo ni globalización creo que también tiene mucho de sorprendente; estoy segura de que Kentia opinaría lo mismo.
Vista general de la exposición. Fotografía: Ketevan Gvinedadze
(Imagen destacada: Martín Llavaneras, Royal, 2019. Fotografía: Ketevan Gvinedadze)
[1] Augé, Marc. Los no lugares. Espacios del anonimato: una antropología de la sobremodernidad. Barcelona: Gedisa, 2009 (1992).
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)