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Spotlight

24 marzo 2022

Techno, nueva tradición

Según Google Maps la distancia entre la emblemática Freiduría Embajadores 84 y La Casa Encendida es de 5 minutos. Simplemente, hay que bajar la calle en dirección a la rotonda de Embajadores y atravesarla, dirigiéndonos hacia la calle del mismo nombre, aunque el tiempo real es de 6 minutos, ya que el punto de partida es la exposición You Got To Get In To Get Out (YGTGITGO). Estos mundos paralelos cohabitaron durante el 2021, obedeciendo a lógicas muy contradictorias, aunque ambas se presentaban como una reacción ante un modelo impuesto por la economía de mercado.

YGTGITGO, un proyecto de investigación comisariado por Sonia Fernández Pan y Carolina Jiménez, luchaba por deconstruir la visión convencional del techno a través de una completa programación. Mientras, a escasos 500 metros, la Freiduría Gallinejas, donde se preparaba todo tipo de casquería, encaraba la recta final de su longeva vida desde 1955 alimentando al Madrid de la posguerra.

La Freiduría Embajadores 84 celebrando las tradicionales Fiestas de San Isidro.

La Freiduría representaría la tradición, que ligada a la nostalgia y en constante lucha contra el devenir de los tiempos, intenta sortear (sin éxito) las embestidas de las multinacionales. Haciendo de contrapeso en esta cuestión, la exposición YGTGITGO, inaugura lo que podríamos considerar como una Nueva Tradición. De hecho, las comisarias hablan del techno como un lugar donde se crea comunidad, reivindican orígenes oprimidos y se rompe la linealidad temporal a través de las largas sesiones de baile.  La creación de dichos espacios cambiaría el modo de entender las relaciones sociales, el ocio y la cultura, vaciando el viejo concepto de tradición y rellenándolo de nuevos contenidos.

Los orígenes de lo que ahora consideramos techno aparecen en el contexto postindustrial de la ciudad de Detroit, donde jóvenes negros con ganas de producir música y pocos recursos comienzan a utilizar sintetizadores para dar forma a un género musical que deriva del acid jazz y del house. Entendiéndolo como una ruptura con la lógica interna de la música negra del momento. Un sonido mecánico que emanaba de la decadencia producida por la automatización en las grandes factorías automovilísticas.

El techno se muestra como un elemento progresista en cada sitio donde aterriza, la creación de espacios donde todas las orientaciones, razas y clases se incluyen, toleran y fomentan; así lo muestra Matthew Collin en su artículo La Noche es Nuestra, adscrito a la exposición YGTGITGO.

Este aspecto ya lo había señalado Chimo Bayo, cuando analizó la Ruta del Bakalao, mostrándola como una verdadera revolución cultural que rompía con la concepción de trabajo y de una vida productiva, configurando un modelo de fiesta, de valores y de mezcla de clases que escapaba de los convencionalismos en la España de los 80’.

Parkineo o Ágora delante de unos de los clubs más emblemáticos de la Ruta del Bakalao. Valencia, finales de los 80’.

No resulta descabellado señalar que la cultura de la rave y el baile se ve acentuada en las sociedades más individualizadas, como sucedió en el Reino Unido de Thatcher y en la Alemania postoviética. Es un género que fomenta una visión muy personal del disfrute, pero que está ligada a un total respeto y admiración hacia los demás. La reivindicación sobre el papel que ocupa lo irracional en toda la visita de la muestra de YGTGITGO, diluye los límites entre la sala de baile y la exposición. Ejemplificándose en la película de Cyprien Gaillard, Night Life, que acompañada de la frase en constante repetición I was born loser de la canción de Alton Allis, genera un estado mental que empieza y termina en la sala y se convierte en una experiencia totalmente inmersiva. Lo capital de la muestra no lo constituye la música techno como objeto de estudio, sino el alcance que ha tenido como elemento evocador de las problemáticas sociales. Y no deja de sorprender la cantidad de conceptos tanto artísticos como sociales que se pueden extraer de una fiesta y las comunidades adyacentes.

Cyprien Gaillard, Night life, película en 3-D en la exposición YGTGITGO, La Casa Encendida

La Nueva Tradición que se extrae es la presencia del techno y la música electrónica como un pilar fundamental dentro de las esferas artísticas. La concepción reaccionaria acerca de un espacio de desfase y de autodestrucción, ha sido derribada por las nuevas generaciones y un blanqueamiento de las fiestas de esta índole, desembocando en que cada vez más artistas y espacios de renombre apuesten por la inclusión de este género en sus programas anuales.

Se entiende la exposición como una ejemplificación de unas generaciones que sitúan el clubbing como su ágora y el Soundcloud como su enciclopedia ilustrada. La ruptura con el concepto tradicional de fiesta, mostró a los jóvenes de los 90’ en adelante porque luchar o en qué inspirarse, proporcionando una visión tremendamente actual y analítica en la manera de entender el género, inaugurando una Nueva Tradición donde el techno aparece como un elemento dinamizador de proyectos artísticos, sociales, culturales…

La obra de arte, tal y como la calificaba Rancière, tiene que estar adscrita a dos regímenes que, en el caso de esta exposición, aparecen de un modo innegable. Por un lado, el régimen de lo estético nos atrae a interactuar con lo expuesto y a relacionarlo con la música que suena a nuestras espaldas, mientras que el régimen ético está presente implícita y explícitamente en cada representación dada. Podemos juzgarla racionalmente a través de la estética e identificarla con nuestra sensibilidad o nuestras vivencias, generando un conocimiento muy íntimo sobre la materia.

Tony Cokes, Microhaus, or the black Atlantic?, ensayo sonoro en la expo YGTGITGO, La Casa Encendida

 

(Foto de portada: Cyprien Gaillard, Night Life, película en 3-D perteneciente a la exposición YGTGITGO, La Casa Encendida)

Santiago Concheiro. Entre los límites donde termina el arte y empieza la sociedad… ¿O era al revés? Apasionado por las Humanidades y las propuestas artísticas que desembocan en un cambio social. Santiago Concheiro es graduado en Relaciones Internacionales y actualmente terminando Historia del Arte.

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