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La conceptualización del paisaje, el uso de elementos sin un supuesto valor pero que determinan el contexto, así como la presentación de lo que podría ser pero no vemos, son elementos que aparecen (o desaparecen) en la exposición de Wilfredo Prieto en la galería Nogueras-Blanchard.
La galería Nogueras-Blanchard vuelve a presentar a Wilfredo Prieto, esta vez con “Negro mate, seco”: la evocación de un paisaje a través de objetos cotidianos. “Un segundo de horizonte” es un láser que dibuja una línea horizontal en las cuatro paredes de la galería; una linterna encendida puesta contra la pared deviene en “Eclipse perfecto”; y una cerilla usada tirada en el suelo se denomina “Estrella muerta”. El artista establece así un vínculo con el género paisajístico en la historia del arte.
La obra que da título a la exposición, “Negro, mate seco”, no es, sin embargo, nada que evoque directamente al paisaje, sino que quiere hacer pensar en él de una forma indirecta y performática. Se trata de un casco de moto, efectivamente negro, mate y seco, situado en la mesa, que el galerista debe utilizar cada día para desplazarse desde allí a su casa y viceversa. Es decir, el casco está rodeado de paisaje.
La exposición parece vacía: un láser, una cerilla… No hacen falta más de cinco minutos para verlo todo. Al entrar, alguien de la galería se acerca corriendo para ofrecer un papel con las obras y el título de cada una, diciendo que “los títulos son importantes”.
No se puede negar el ingenio de Wilfredo Prieto intentando plasmar algo tan intangible e icónico como el paisaje con simples objetos cotidianos (aunque no todos tengamos un láser en casa). Pero, ¿hay algo más allá de la anécdota? Las referencias a la historia del arte son evidentes: el ready made más poético con títulos evocadores; el minimalismo como reducción desde el punto de vista formal. Y por supuesto el paisaje, que lo sitúa en relación con el romanticismo, como una toma una posición de actualización de dicho género, sin lugares concretos ni reconocibles.
La obra de Wilfredo Prieto siempre tiene un componente de juego visual. Sus obras parecen más bien pinceladas de ingenio (con mayor o menor acierto). En piezas anteriores como “Paseo” (2000) o “One million dollars” (2002) trataba el mundo actual, e incluso la política como es evidente en “Apolítico” (2001-2008) cuando eliminaba el color de las banderas. Las obras que presenta ahora, ¿son algo más de lo que aparentan ser? ¿Son políticas? ¿Qué hay detrás de esas bromas visuales?
Lo que es negro, mate y seco aquí, no es solo del casco de moto, es, en efecto, toda la exposición por su opacidad: porqué no parece ir más allá de las metáforas y los juegos visuales. Según la hoja de sala, ésta es la primera parte de una serie de paisajes que Wilfredo Prieto quiere investigar. Estaremos atentos a la próxima vez.
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