Search
To search for an exact match, type the word or phrase you want in quotation marks.
A*DESK has been offering since 2002 contents about criticism and contemporary art. A*DESK has become consolidated thanks to all those who have believed in the project, all those who have followed us, debating, participating and collaborating. Many people have collaborated with A*DESK, and continue to do so. Their efforts, knowledge and belief in the project are what make it grow internationally. At A*DESK we have also generated work for over one hundred professionals in culture, from small collaborations with reviews and classes, to more prolonged and intense collaborations.
At A*DESK we believe in the need for free and universal access to culture and knowledge. We want to carry on being independent, remaining open to more ideas and opinions. If you believe in A*DESK, we need your backing to be able to continue. You can now participate in the project by supporting it. You can choose how much you want to contribute to the project.
You can decide how much you want to bring to the project.
El urubú es el legendario buitre brasileño y americano, comedor de carroña celebrado tantas veces por el tropicalismo como epítome de las posibilidades culturales de la antropofagia. Una relación sexualizada y culinaria con la tradición lo convirtió en tapa de una exitosa discografía que a su vez iba a volverse marca-país y permitirle a Brasil terciar en los mercados globales de materias primas y significados.
Según Daniela Castro, los urubús son la especie dominante, el predador máximo. Es 2030; la evolución genética y la crisis ecológica global los han convertido en una súper clase de comedores de hígados de los que se escapa una bohemia humana aletargada, con los hígados suficientemente consumidos por el alcohol. En el texto escrito para la exhibición “Capacete” en Portikus, el desarrollo económico brasileño se convierte en un problema global: un texto antropofágico en sí mismo.
Como parte del año Brasil instigado desde la feria del libro de Frankfurt, Portikus le abrió las puertas al complejo de entretenimientos artísticos animado desde Río y São Paulo por Helmut Batista, que ya lleva quince años en la faena de generar interconexión mundial y establecer relaciones de abuso mutuo con la institucionalidad brasileña. Junto a la exhibición, de la que el texto de Castro es parte, Capacete toma las riendas de la notable institución emplazada en la isla del Meno. Portikus se convierte así en la sede temporal del club carioca; la cocina se abre y los espacios de exhibición se cargan de humoradas tropicales e historia nacional brasileña: no faltan el Cristo Rey ni una buena selección documental sobre Rogélio Duarte y el movimiento tropicália.
Al cruzar la puerta de entrada sobre el viejo puente, la exhibición recibe al público con el aroma de la ruda instalada en montantes giratorios de Alexandre Voglers, y con discernibles ecos de otras obras que pasaron por allí: imposible no pensar, al menos, en los cactus de Simon Starling, ni dejar de compadecerse, al salir, de las pobres gaviotitas blancas que planean sobre el río. ¿Serán alguna vez, ellas también, víctimas o predadores de las enmarañadas ecologías culturales del estado?
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)