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Oye Zurita, me dijo, sácate de la cabeza esos malos pensamientos
Raúl Zurita
En sus memorias el periodista i fotógrafo Jacob Riis describió su sorpresa al leer el periódico una mañana de 1887: “lo que había estado buscando todos esos años estaba ahí, en una noticia de cuatro líneas procedente, si mal no recuerdo, de algún rincón de Alemania: se había descubierto la manera, rezaba, de sacar fotos con flash. Con ello se podrían sacar los rincones mas oscuros”. Tras perfeccionar esa técnica Riis pudo fotografiar decenas de sótanos y viviendas insalubres que hasta entonces no habían podido ser registrados para denunciar las condiciones de pobreza en las que se vivía en la ciudad de Nueva York.
Esta anécdota me hizo pensar que cada época tiene un imaginario visual y, al mismo tiempo, un reverso opaco donde reside lo irrepresentable. En ocasiones la opacidad de este reverso es provocada por la imposibilidad de acceder a él, como si se tratara de un punto ciego. En otras ocasiones somos nosotros mismos los que evitamos acercarnos porque oculta cuestiones que normalmente no queremos abordar, bien porque resultan excesivamente banales o, al contrario, porque nos parecen insoportables.
No se nos escapa que estos últimos meses también hemos vivido inmersos en situaciones de extrema gravedad. Con la pandemia el mundo ha tomado conciencia de que somos una especie vulnerable. También hemos vivido un proceso de velamiento de la situación, un saber sin querer saber del todo. En situaciones límite seguimos trabajando, haciendo. Pero para que eso sea posible necesitamos olvidar, opacar o trasladar lo real, y allí es donde comienza la ficción. El trabajo en el arte tiene que ver, de alguna manera, con remontar y emborronar dicha ficción.
Durante este mes de abril he querido plantear esa noción de desvelamiento alrededor de la obra de cuatro personas que, de una manera o otra, responden a este impulso; Javier Arbizu, Efrén Álvarez, Clàudia Pagés y Alex Reynolds.
Durante la conversación mantenida con Javier Arbizu (“Errar, plano, plasma, placer o lugar provienen de la misma raíz, ¿no es eso escultura?”) nociones como plasma o deseo servían para poner en duda el supuesto objetivo de la escultura de fijar una forma.
En “Lo insoportable” Efren Álvarez vincula este concepto a la violencia estructural de la sociedad en la que vivimos. Esta autoconciencia lo lleva a usar el dibujo para intentar capturar visualmente esta situación, del mismo modo que en otras obras anteriores, como Government, ha mapeado los engranajes de la política y el poder.
En el texto “Rojo, quechua, chopo; insoportable”, Claudia Pagés recopila una serie de anotaciones y reflexiones sobre su entorno más inmediato. La artista se sirve del lenguaje para reconocer el grado cero de lo cotidiano.
Por último, el texto de Alex Reynolds, que describe una escena a la manera de un breve relato o guión cinematográfico nos recuerda otras obras similares de la autora en la que opera cierta ambigüedad narrativa. Una ambigüedad un tanto sombría, como el registro de sus deambuleos en el interior del palacio de justicia de Bruselas, recogidos en la obra Palais.
Tanto su obra como la del resto de artistas reunidos en esta selección operan con ese gesto de sacar a la luz o dar a ver, desde ópticas y formatos diferentes. Todos ellos han desarrollado técnicas para registrar, cada uno a su manera, “los rincones más oscuros” del presente.
(Imagen destacada: Jacob Riis, fotografía del libro How the other half lives).
"A desk is a dangerous place from which to watch the world" (John Le Carré)