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Diálogo desde una tienda de colchones (de Guillaume Bijl)*

Magazine

30 septiembre 2019
Tema del Mes: Impostura

Diálogo desde una tienda de colchones (de Guillaume Bijl)*

1.- El artista es un impostor.

2.- ¿Cómo dices?

1.- Un individuo engañando al mundo desde su soledad. Alguien que introduce una porción de ficción en un terreno reservado a la realidad. El juego invade la cotidianidad.

2.- Los holandeses llaman betriegerje (pequeño engaño) a la naturaleza muerta.

1.- Aunque en ese caso el marco aísla la pintura, sirve como fractura entre los dos planos: el real y el ficticio. El impostor es quien es capaz de eliminar el marco, haciendo que afuera y el adentro colisionen. Y hay en ese choque una violencia que nos sacude, nos afecta. Nos maravilla.

2.- ¿En quién piensas?

1.-  En todos los apologistas del fraude y narradores sospechosos. Orson Welles, Philip K. Dick, Amalia Ulman. Welles confundiendo los radioyentes con una invasión intergaláctica o manipulando a los espectadores con un ¿falso? documental en el que coinciden ¿el falsificador? Elmyr de Hory y su biógrafo, ¿también falsificador? Clifford Irving.[1]O, Philip K. Dick y sus personajes siempre atrapados en una semirrealidad[2].  Igual que en Lo fingido verdadero de Lope de Vega, teatro y vida se confunden y el actor se convierte en mártir. Lo mismo Amalia Ulman y su “performance” para Instagram[3]. Si hacemos caso a Vitrubio, Agatarco sería el primer artista-impostor. En el siglo V AC, sus decorados para una tragedia de Esquilo causaron sensación. En sus escenografías no había solución de continuidad: lo real y lo ficticio se tocaban. Cito de memoria  “haciendo que de una cosa fingida en las escenas pintadas, resulten apariencias de verdaderos edificios”. Su propuesta fue tan revolucionaria que avivó una gran polémica en la que participaron incluso geómetras y filósofos como Demócrito y Anaxágoras. ¿Has estado en Pompeya? Es a eso a lo que me refiero.

2.- Entiendo… el espacio fingido y el espacio en el que se encuentra el espectador confluyen, se confunden.

1.- Exactamente, en la impostura se superponen dos planos. Y aquí reside su poder disruptivo: elude por completo los límites entre lo real y lo inventado, lo novelesco, lo novelado. Es así un ejercicio de transgresión, de usurpación, de ocupación, de suplantación. Artificio que abre una brecha que provoca vértigo. El artista-impostor crea apariencias, “apariencias de”. Siempre remite a algo que no está. Pero lo que importa no es ni la apariencia ni la ausencia sino el colapso entre esos dos planos.

2.- ¿Pensáis, entonces, que el éxito de un artista es engañarnos?

1.-  Encontramos cierta paradoja. El artista-impostor es un antihéroe trágico condenado al fracaso: si logra engañarnos a todos, nadie será consciente de su hazaña. Cuando Zeuxis nos descubre que sus cortinas son pintadas y no cortinas “reales”, nos está enseñando que su valor reside en poder demostrar que no son lo que parecen. Si no podemos comprobar que todo es mero artificio, no hay asombro. Y en arte tiene que haber maravillamiento. Obviamente no es un maravillamiento embelesador, narcotizante, se trata más bien de un shock. Ya sabes: touchée.

Primero, trampa, farsa, simulación, engaño, estafa. Luego, revelación. Y es en ese desenmascaramiento donde encontramos una nueva mirada asombrada. El espectador es seducido. Igual que hace el protagonista del libro que Marguerite Duras jamás escribió, novelista promiscuo que miente sobre todas las nimiedades posibles y ama fugazmente[4]. El artista alimenta nuestras fantasías, se aprovecha de nuestro deseo.  Hace que nos enamoremos de alguien que no existe. Pero aún así, le damos las gracias porque por unos instantes nos hizo soñar en otros mundos posibles.

Alguien entra en la sala de exposiciones, transformada ahora tienda de colchones: carteles que prometen un mejor descanso, etiquetas que anuncian hasta un 50% de descuento, y colchones, colchones viscoelásticos y de criolátex, colchones antialérgicos, colchones reversibles para verano e invierno, colchones de 80 x 180 cm y de 150 x 180 cm, colchones king size y colchones queen size. También somieres, somieres en madera y en metal, somieres reclinables…

2.- Mi pregunta es: ¿Por qué? ¿Por qué mentir? ¿Por qué arriesgarlo todo en una ficción?

1.-Hay un fin más allá de la razón práctica. Hay un impulso lúdico[5], casi ludópata, diría. Algo que viene de lo profundo, de lo inconsciente, de lo esquizoide. El impostor se apropia de algo que no le pertenece. Hay en él cierta arrogancia, algo de vanidoso, de Narciso: llamar la atención y ser querido. Pero sobre todo, un pathosy un ethospueril, pues no sabe que no se puede. O sabe que no se puede pero no le importa. Es capaz de mantener un doble pensamiento, como el niño que intuye que las alfombras no vuelan pero aun así frota la lámpara para pedir un deseo.

2.- Pero no todos los artistas son impostores.

1.- Cierto. El artista-impostor es el artista profano y profanador. Opuesto al artista-artesano, al artista-documentalista, al artista-autor. No le interesa la evidencia sino la suplantación. Es lo que diferencia a Velázquez del resto de pintores de cámara. A À bout de souffle de otras películas de gángsters. Los readymades de un objeto cualquiera.

Un pintor que parece que nos está retratando.

Un personaje que nos interpela directamente.

Un urinario que dice ser fuente.

Alguien que nos dice: esto es artificio.

2.- Creo que para que la impostura funcione lo importante es el montaje y la puesta en escena, y la dirección del movimiento. El arte puede estar movido por una fuerza centrípeta, de sí misma y hacia sí misma. Si estás cerca te atrapa, si estás lejos te repele. Otras fuerzas son movimientos paralelos al espectador, algo se mueve pero puedes contemplar sin temor a que te toque. Yo hablo de un movimiento perpendicular que si es lo suficientemente fuerte te atraviesa. Tú estás dentro de él y él dentro de ti.

1.- Pero sobre todo necesita que alguien crea. El artista nos muestra orgulloso su herida. Abertura vibrante, borboteante, blanda. Nos invita a tocarla. Y es en ese preciso momento en el que nuestro dedo entra en contacto con la hendidura cuando nos damos cuenta de que no hay ni corte ni cuerpo. Todo es artificio, juego de ilusiones. Tocamos el espejismo pero aún así este no se desvanece… Sucede lo imposible. Y el milagro siempre necesita un testigo, o más que eso: un creyente.

2.-  ¿Te refieres a la fe?

1.- A la magia.  Agamben[6]dice que Walter Benjamin dijo una vez que la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que los adultos sean más fuertes, sino su incapacidad para la magia. ¿No es el impostor alguien que todavía cree en la magia? ¿Alguien para quien todo es posible?

2.- Exactamente, artista e impostor no podrían existir el uno sin el otro, son uno y el mismo, alguien que lo arriesga todo por una ficción, alguien para quien la vida mundana es terreno de juego y campo de batalla. Ambos comparten la dimensión fantástica, se sostienen sobre engaños y relatos falsos para construir una cosmogonía. Utilizan el ingenio, la inventiva, la seducción y todo tipo de trucos para explicar historias en las que estamos dispuestos a creer. Todo parte de un impulso libre e ilimitado que se transforma en fenómeno de exceso y autorrepresentación velada. Funámbulos, siempre en la cuerda floja, siempre sobre el abismo.

3.- Perdonen, no puede evitar escuchar su conversación. El artista y el impostor son quienes nos descubren que la realidad es un mero trampantojo. Miren a su alrededor y díganme, ¿qué ven?

-FIN-

 

 

 

* Se trata de una de las “instalaciones de transformación” del artista belga Guillame Bijl (Antwerp, 1946), donde integra una ‘realidad’ en una ‘no realidad de modo que traslada una entidad social o económicamente viable (en otras ocasiones fueron un casino, una lavandería, un hospital psiquiátrico o un refugio antiaéreo, entre otras), a un contexto artístico. http://www.guillaumebijl.be

[1]Nos referimos a F for Fake (1973).  Baste citar la introducción: “Ladies and gentleman, by way of introduction, this is a film about trickery and fraud, about lies. Tell it by the fireside or in a marketplace or in a movie, almost any story is almost certainly some kind of lie. But not this time. No, this is a promise. During the next hour, everything you’ll hear from us is really true and based on solid facts”.

[2]“Muchas personas creen recordar vidas anteriores. Yo, por mi parte, afirmo que puedo recordar una vida presente distinta”. Discurso de Philip K. Dick en el Segundo Festiva del Ciencia Ficción de Mertz (Francia), 24 de septiembre de 1977 recogido en: CARÉRRE, Emmanuel: Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, Barcelona, Anagrama, 2019, p.8. En cuanto a su escritura, podríamos pensar en: Do Androids Dream of Electric Sheep?(1968), Ubik (1969), Flow My Tears, the Policeman Said (1974) o The Transmigration of Timothy Archer (1981).

[3]Se trata de Excellences and Perfections, proyecto en la intersección entre arte y vida (digital) desarrollado a lo largo de 2014. Durante seis meses, Ulman (Buenos Aires, 1986) cautivó a sus seguidores con publicaciones casi diarias: manicuras, hoteles lujosos, desayunos healthy, un desengaño amoroso e inclusive una cirugía estética. La realidad: todo era mentira. En la misma línea, encontramos Privilege, autenticidad responde a privilegios de clase y género a identidades semi-ficcionales. Para más detalles: #amaliaulman

[4]DURAS, Marguerite: “L’home mentit”, en: La vida material, Barcelona, Club Editor, 2018 (1987), pp. 103-109.

[5]Para Huizinga el juego «es una actividad libre ejecutada ‘como si’ y situada fuera de la vida diaria”, “una acción que tiene su fin en sí misma y que va acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de la conciencia de ‘ser de otro modo’ que en la vida corriente”. En el sentido de juego tiene un carácter ficticio e improductivo que supone una evasión respecto la vida cotidiana/ordinaria. Huizinga, J.: Homo ludens, Madrid, Alianza Editorial, 1972, p.45.

[6]AGAMBEN, Giorgio: Profanaciones, Barcelona, Anagrama, 2005, p-23-24.

 

(Imagen destacada: Exhibition de Guillaume Bijl, comisariada por Frederic Montornés en ADN Platform, 2017. Fotografía de Roberto Ruiz)

Gisela Chillida (Barcelona, 1987) es crítica de arte, comisaria independiente y gestora cultural. Escribe regularmente para las revistas y publicaciones Bonart, Hänsel i Gretel, Núvol-Digital de Cultura, La Maleta de Portbou, Politica&Prosa o Diario Levante. Recientemente, ha editado el libro “Galeries d’art a Catalunya” y el catálogo sobre la muestra “Tàpies/Alcaraz/Rubert” en Kunst Lager Haas de Berlín. Algunas de sus exposiciones como comisaria se han podido ver en las galerías Àngels Barcelona (Enésima Intempestiva), Arte Aurora (El pliegue y Seastanding) y Àcid Sulfúric (€uropolis), el espacio Cera 13 (Luna y polvo) o en Fase Espacio de Creación y Pensamiento. Desde 2018, coordina el Premio Loop Discover, celebrado en el marco del festival y feria de videoarte LOOP Barcelona.

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