El empoderamiento a través del baile y la escucha

La noche del 20 de octubre del año 2017, cambió mi vida como comisaria, entendí el valor de lo que “hacemos” y la responsabilidad de llevarlo a cabo desde una institución cultural. Soy una persona tímida, mi lugar en los eventos lejos está de recibir a la gente en la puerta de entrada, ni con una copa en la mano, saludando por doquier, besos y abrazos… ni tampoco en primera fila, me quedo atrás, en un segundo plano y cruzando dedos, nerviosa para que todo salga bien. Al leerme, algunas pensaréis que soy sosa, pero ahí voy cambiando y en esa transformación hacia el disfrute tiene mucho que ver ese día, 20 de octubre del 2017 y esa noche en una Casa Encendida, llena de la gente más diversa y bonita de todo Madrid, allí había puesto a tres mujeres racializadas encima de un escenario haciendo música electrónica, era la primera vez en Madrid para las tres y las tres trabajaban los sonidos de la diáspora africana en sus confluencias con la cultura de club. La escritura de este texto me hace reflexionar sobre la posibilidad de cambio en las programaciones culturales, conseguir ese hasta ahora difícil equilibrio entre lo que tiene que ser visto, y debe ser mostrado y escuchado sin derivar hacia las élites ni al consumo comercial. Sobre el hecho de encontrar un sitio para compartir propuestas que de otra manera no encontrarían su lugar y de atravesarlas con feminismo sin restar ni un ápice al lado lúdico y estético. Ese binomio que parecía imposible de pensar-bailar pasó y lo más importante, ha seguido pasando. Nídia, Nkisi y Deena Abdelwahed fueron las primeras en decolonizar el festival She Makes Noise. Ritmos como kuduro, tarraxo, batida, kizomba o pensamientos como los sonidos afrofuturistas se hicieron habituales. Todo eso sucedía además con la complicidad de la institución y en un contexto que hace de la experiencia común de la música electrónica un espacio seguro para todes. Hace unos meses les amigues de El Palomar desde esta misma plataforma reivindicaban un futuro no binario también criticaban el mal uso de los pronombres por parte de gestores, en ese aprendizaje hacia el lenguaje inclusivo, estoy. Esa necesaria ruptura con todo el sistema patriarcal es otra responsabilidad que tenemos y debemos tener quienes trabajamos desde la cultura. Las personas fluidas han supuesto una revolución en la cultura electrónica, pudiendo canalizar su práctica artística con total libertad desde ese lugar e interrelacionándola con otras disciplinas como la performance. La famosa frase atribuida a las artes escénicas de “poner el cuerpo” deriva hacia una resituación de nuestros cuerpos, de las artistas y del público participantes de estas actividades. Cuerpos sudorosos, cuerpos que bailan, cuerpos que escuchan, cuerpos políticos. En el SXXI la revolución está en marcha. Os invito a un viaje trans junto a Mackenzie Wark y RAVING donde comparte sus experiencias en la noche como actitud y forma de vida. Con una historiografía electrónica sin perspectiva de género, un recorrido por She Makes Noise en su X cumpleaños a celebrar juntes y una conversación con Perla Zúñiga.

Gracias por la lectura atenta.

[Imagen destacada: Festival She Makes Noise Foto @LaCasaEncendida ©SaraNavarro]