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NO SERÉ COMO CALAMARDO

Magazine

09 mayo 2022
Tema del Mes: #Pumpupthevolume! Adolescentes y cultura digitalEditor/a Residente: Federica Matelli

NO SERÉ COMO CALAMARDO

Cuando por fin conseguí entrar oficialmente en la adultez —y no estoy hablando del día que cumplí 30 años, sino del día en el que gracias a un trabajo fijo (aunque como falsa autónoma) me pude permitir mudarme a un piso sola con mi gato Sancho— tuve mi primer ataque de pánico. Pensaba que me estaba muriendo.

Welcome back to me screaming:
AAAAAAH AAAH AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!

Después de hablarlo con mi psicólogo y con un psiquiatra, me di cuenta de que siento terror a hacerme mayor, no por el miedo a envejecer físicamente o morir, que también, sino por el miedo a dejar de tener la capacidad de jugar. Me aterra la idea de convertirme en Calamardo. Un personaje que desesperadamente desea ser artista pero no hace más que fracasar en sus intentos porque no sabe jugar, no sabe dejarse llevar, solo sabe seguir al pie de la letra las instrucciones que lee en los manuales de arte, y eso le convierte en un calamar infeliz, amargado y envidioso.

*Yo tomando el 7o shot de vodka*
Mi cabeza: ¿qué haces?
Mi higado: ¿qué haces?
Mi panza: ¿qué haces?
Mi dignidad: ¿qué haces?
Yo a mi ex: ¿qué haces?

Y yo no quiero ser Calamardo, yo quiero ser Bob Esponja.

Please don’t make fun of me…
cause i’m actually really ✧ ・゚: * F R A G I L E * : ・゚✧

Y no tengo nada en contra de los adultos, bueno un poco si, pero es que nada me parece más deprimente que ver a personas que han perdido la capacidad de aprender divirtiéndose. Ese tipo de gente que piensa que la inteligencia está en las cosas serias, en la solemnidad de la alta cultura. Esa gente que ha aniquilado su parte infantil pensando que eso les hace más eruditos. Cuando eso, pienso, es una condena a vivir muerto.

I’m so h*rny I told the local indie band’s bassist im underage

Quizás es por todo esto que me obsesiona no perder de vista qué están haciendo los más jóvenes, necesito mantener un puente con ellos para mantenerme en contacto con mi yo infantil y, por mucho que me avergüence, con mi yo adolescente. Mi guerra es conseguir que no acabemos como los boomers, viendo como cambia el mundo desde el prejuicio y el miedo.

Ok, this is a new song, it’s called ‘if you see a quiet kid then don’t call them quiet because it will ruin their whole day’, it goes like this:
¡¡¡¡STOP IT!!!!

Como la mayoría de personas mayores de 20 años me descargué TikTok durante la cuarentena y quedé completamente alucinada. Uno de los primeros videos que me apareció fue el de una chica muy joven diciendo algo así:
Mi padre: ingeniero
Mi madre: catedrática
Yo: una lesbiana con ansiedad

WOW. *Like*. Daba likes a todos los videos de lesbianas que me aparecían en el #ParaTi así que TikTok asumió que yo era lesbiana y de esta forma me gané un asiento en primera fila para queer TikTok (que, por si no lo sabías, es el lado de TikTok en el que quieres estar). Un lugar entre divertido, duro y sexy, libre de heterocringe, en el que colectivamente se desarticulan las narrativas mainstream y en el que voces tradicionalmente marginales adquieren una prominencia nunca antes vista. Estamos hablando de una infinidad de videos con millones de likes y reproducciones hechos por personas racializadas, no neurotípicas, pobres, transgénero, frikis, asexuales, gordas… Y adolescentes, muchosadolescentes.

Me on a horror movie knowing that i’m going to die first:
✧ ・゚: * i’M bLacK… I’m neGroOooOO* : ・゚✧

Todas aquellas personas expulsadas del mundo de lo aceptable y condenadas a la monstruosidad de pronto tienen su propio altavoz y por primera vez parece que tienen un publico amplio con el que dialogar.

Y qué maravilla, los adolescentes. Vale, que la mayoría de contenido creado por adolescentes en la app sigue siendo muy normativo y en gran medida super problemático. Vale, que idealizarlos también sería algo condescendiente fruto del edadismo. Pero maravilla, hayla.

I have transformed myself into the clitoris… now the man can never find me here.

Como voyeurs accedemos a su universo más íntimo: entramos en sus habitaciones, los vemos expresarse en sus propios códigos y descubrimos sus inquietudes. TikTok está transformando en esencia las formas del entretenimiento tal y como lo conocíamos, y los adolescentes han encontrado en este lugar la oportunidad de recuperar el control de su propia representación, un espacio en el que pueden construirse un contra-relato fuera de las etiquetas fruto de prejuicios intergeneracionales.

・゚: * It’s time to brush my teeth before i go to bed but first i’ll check that there are no monsters in the shower * : ・゚✧

Un espacio para generar contenido pero también para encontrar y descubrir discursos afines, que ya sabemos cuan importantes son para las personas en los márgenes. TikTok es una fuente de referentes alterizados que habilita puentes y que nos permite crear comunidades y comprender al otro.

Todo el mundo me dice… Estás bien marica
Pero nadie me dice… Eh marica, estás bien?

Nadie toma seriamente a los adolescentes, pero ¡oh, si tienen cosas que decir! La infantilización y la condescendencia hacia los teens nos priva de un relato valuosísimo de personas que están viviendo el mismo caos que nosotros pero des de posiciones a las que el resto no podemos acceder. ¿No debería ser su experiencia y su opinión algo muy preciado?

People be like: “Capitalism is the best, socialism NEVER WORKS”.
I’m 16 and this is the 2nd global economic crisis i’ve suffered

Durante el confinamiento muchos de nosotros, desde el aislamiento y el delirio de nuestras casas y nuestras mentes, encontramos en TikTok un lugar común que de alguna forma nos permitió una catarsis. Una catarsis conectiva para compartir el miedo y la ansiedad de la situación, muchas veces desde la intimidad y la crudeza pero también desde el humor y elabsurdo. “Todo me recuerda a él”, decía una adolescente, mientras sacaba un pepino de la nevera.

Esta especie de limbo extraño en el que nos colocó el inicio de la pandemia normalizó el exponernos al mundo en pijama, completamente destartalados o llorando. Igual que en el Angel Exterminador, las normas en las que nos habíamos socializado iban perdiendo el sentido así que no había razón para no dejar de ducharse como una especie de experimento animal (mi récord fueron 4 días, y los disfruté), ni tampoco había razón para no pasarse el día paseándose por casa con el edredón enrollado por el cuerpo.

(crying) I wanna be a GIRL and I wanna have FRIENDS that are girls I’m so TIRED of being a BOY and being so worried that i have to like BASKETBALL and FISHING… This is BULLS*IT I wanna make a PUZZLE

Pienso que, por suerte, parte de los adolescentes ya no se sienten cómodos con la cultura de la autorrepresentación perfeccionada, la cultura selfie. A ellos Paris Hilton les queda muy lejos. En TikTok es muy frecuente ver a usuarios desconocidos o celebrities como Doja Cat salir en pijama y sin filtros y desde un ángulo nada favorecedor (cosa que, si lo piensas, es casi imposible ver en Instagram), una especie de realismo íntimo que, la verdad, se agradece.

Cuando le doy un rotu rosa a un compañero de clase:
¿¡COMO TE ATREVES A SUGERIR QUE NO ME GUSTA LA VAGINA!?

Un trend que va en esta dirección es el de compartir el antes y el después de un total look. Como más distancia haya entre el antes y el después más éxito tendrá el video. Desde esta perspectiva el acto de maquearse es un ritual, un proceso, y esa performatividad es la que adquiere protagonismo en TikTok. Así se rompe el ilusionismo de la cultura selfie, porque sí, el look final es FABULOSO, pero nadie pretende venderte que no es un disfraz. De hecho, es el propio disfraz y la capacidad de disfrazarse lo que se celebra.

It all started with my mom, and then my dad. And then they had ME. And then they didn’t want me. ¡So now I have white parents!

El glow up es un trend que me interpela mucho y que también refleja este cambio de paradigma de la autorrepresentación en redes. Los usuarios montan un video con fotos ordenadas cronológicamente desde la niñez  hasta la actualidad. Estos videos obviamente incluyen fotos de la infancia que NUNCA enseñarías a nadie. Esa foto en la que llevabas aparatos, un corte de pelo que claramente fue un error y en la que tenías los brazos visiblemente demasiado largos en comparación con el resto del cuerpo o unas orejas enormes en comparación con el tamaño de la cabeza, o en la que simplemente no habías transicionado aún. La niñez y la adolescencia son épocas terroríficas para muchas personas y es un alivio poder compartirlas y comprobar que son una experiencia universal.

L. is for the way u leave me on read
O. is for o sh*t i’m gonna die alone
V. is for very very scared for my f*king future
E. is even less because i am a whole ass mess

Si algo nos han enseñado los adolescentes es que hay que aceptar y abrazar nuestra propia vulnerabilidad. Por alguna razón el spiritual animal de los Z es la rana: una ranita pequeña, de ojos saltones, viscosa y divertida. Una ranita que no quiere que la molesten. Parece que por suerte las generaciones más jóvenes han aprendido la lección y ya no quieren ser, como dice Shrek, una cebolla con mil capas. Y es que aceptar la propia vulnerabilidad es una característica propia de la infancia que no deberíamos haber descartado como definitoria de la experiencia adulta. ¿Por qué carajo ser adulto pasa por hacer ver que no estamos viviendo en un mar de dudas que nos aterroriza?

My dad waking me up for the 5th time
Me: Oh hi, thanks for checking in ✧ ・゚: * i’M StiLL A pEaCe oF gArBagE* : ・゚✧

Y, ¿que clase de sociedad ignora la sabiduría de toda una generación?
Repite conmigo:
No seré como calamardo,
No seré como calamardo,
No seré como calamardo.

Estela Ortiz (Terrassa, 1988), es graduada en Ciencias Políticas y titulada superior de Arte en la Escola Massana. Es analista cultural y comunicadora, especialmente de lo que tenga que ver con la cultura digital. Ha publicado un ensayo sobre identidades en Tinder con Nuria Gómez Gabriel (Love me, Tinder, 2019 ed. Temas de Hoy). Actualmente hace una sección diaria en ‘Els Experts’ de iCat.fm donde habla sobre feminismo, actualidad y cultura, y dirige ‘Sabor a WIFI’, un podcast sobre cultura millennial y Z. En su canal de YouTube hace videoensayos analizando fenómenos culturales tan diversos como Shrek, Pepe the frog o los cryptobros.

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