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Sin título copia ocho

Magazine

20 noviembre 2023
Tema del Mes: Frívolo-PolíticoEditor/a Residente: El Palomar

Sin título copia ocho

Queridis compañeris: Partiendo de que fui marica antes que niño, y que estoy a puntito de los 51, os haréis cargo de las pieles y capas, pliegues internos, dimensiones y facetas que se me han adherido y desprendido, y de las células que han vivido y muerto, hasta mi variedad de pronombres actual. Elle, elli, ella, él, ello, eso, Jesusi, Jesusa, ¡Chusa!, Jesús, Txus, Txusa, Txusi, Josu, María Jesús, y Jesusín si hay ternura y no ojeriza. Ahora que saludo a la vejez y a la muerte, volver a ser marica no binarie es para mí conectar con los primeros años de vida, volver a respirar el aire del mar después de mucho tiempo. Vivir en mi particular desorden de género, y ampararnos con otres compañeres, conectades en nuestras diferencias por un hermoso “no”al binarismo que no nos contiene y en cambio nos hace sufrir.

Antes de autodenominarme políticamente, públicamente, como marica no-binarie, en cierta ocasión que colaboraba en un Ladyfest y me tocó vender merchandising, alguien que se acercó a mirar me preguntó a bocajarro: “Pero tú te identificas como mujer, bollera o trans?”. Semi-colapsade, balbuceé: “Ay, ojalá esto fuera de con qué me identifico yo, pero me temo que va de con qué me identifiques tú”. Nos entendimos de alguna manera, creo. Por esto también por momentos dudo hasta de esta desidentificación, que como me recuerda mi admirada Hache Mau, puede ser otra subdivisión colonial de géneros. Aquí me ven haciendo equilibrios para tratar de llegar a una escritura cuidadosa.

En mi cuerpo, cuando voy distraíde, veo de refilón glitches de mujer, de hombre, de niñe, anciane, serpiente, fantasma o ser vegetal. Así que: “Queridis, no sé qué soy”. Sé que las que pensáis que lo sabéis me lo haréis saber, y que no coincidiréis en vuestras apreciaciones. Sé que no soy exactamente un hombre, sea lo que sea eso, y tampoco una mujer. Eso no me impide vivir, sentir dolor, goce, y tampoco narrarme, con una reverencia a Sandy Stone y a sus maravillosas ideas de los géneros como géneros literarios (en El imperio contraataca, y en su contexto referida a los géneros de las transexuales). Sé que soy cuerpos y textos, símbolo y materia, y sé que ustedes también. Materia de cuentos. Os ofrezco cinco. Cinco momentos de mi vida, mitologizados. Curiosamente, en ellos el corrector no ha marcado ninguna palabra en rojo…

Una corrección

Ese día el aire es frío y húmedo, con restos de la niebla de siempre. El cielo, gris. La zona de ocio es un cajón de cemento de unos 30 metros, alargado y abierto por un lado, en un tercer piso, bajo un rascacielos, orientado en el eje Este-Oeste. Gris. Aire lleno de partículas de metales pesados y químicos corrosivos. Azul marino de los uniformes de trabajo de poliéster y los zapatos embetunados, blanco de las camisas bien planchadas y la ropa interior bien oculta de los dos grupos. Los uniformes de ambos se diferencian levemente, pero la división es clara: cada uno se sitúa en un extremo del cajón. El grupo del extremo Este discute. Como resultado, expulsa a una persona. Le señalan el otro grupo. La persona expulsada obedece y se dirige al otro extremo, después de dudar un poco. El grupo del extremo Oeste hace su característico signo de “no estamos de acuerdo, pero acatamos”, manteniendo los brazos cruzados. La figura queda en la periferia del grupo Oeste, como solución temporal. La cantidad de personas en cada grupo parece equivalente, desde lejos a bulto, y la diferencia entre los uniformes, imperceptible. Ambos grupos continúan no haciendo nada en particular hasta que el timbre marca la vuelta al trabajo. En ese momento, vuelven ordenadamente al interior del edificio, el grupo del Este, luego el del Oeste, y por último la figura que ha cambiado de grupo, que parece retrasarse a propósito, como tramando algo, estudiando a los dos grupos.

Videojuego

La pantalla permite transformarse a gran velocidad, es una tecnología tan rápida que se confunde con la magia. Debe ser así, porque la transformación, bajo el nombre de usurpación de identidad, está penada. Lo usa lo menos que puede, no quiere abusar, pero cada vez que siente a la muerte en la nuca, recurre a él. Cambia y vuelve a nacer, dejando atrás la persecución. De su yo anterior sólo queda una imagen borrosa en el fondo de sus iris, y gana una vida extra.

La pieza

Sus principales cualidades son la curiosidad y la prudencia, pero en su manera de ser también hay ligereza y temblor de agilidad contenida. Su pelaje color miel brilla y su mirada brinca con los saltos y piruetas que imaginan sus tendones. Entra al bosque, supuestamente para atravesarlo, pero cuando está bien en medio, lanza una llamada suave. La fiera acude, se mueve con una seguridad lenta que hace un contraste exquisito con su nervio. Se miran, y la pieza ve en los ojos de la fiera su cuerpo reflejado en miniatura. Cambia la luna, y el reflejo se convierte en una mesa con mantel y comida deliciosa. La fiera, a su vez, ve en esos otros ojos su propio cuerpo en miniatura, y, en el momento en que unas hojas cercanas se mueven, la imagen cambia a un cuenco lleno de todo tipo de frutas. Es la fiera la primera en asustarse, y por eso, sólo en sus ojos el reflejo del manjar se desvanece, tal como la fiera desaparece entre matojos disimulando su frustración. Quedan en el bosque un par de ojos, llenos de frutas, que continúan su travesía confundiendo a los pájaros e insectos que se asoman a su mirada.

Resultado imprevisto

Mucho no, muchísimo frío hace, pero tienen que aguantar el ritual, y se sientan más cerca. En el aire, olor a planta medicinal, viento limpio y rápido, con rachas fuertes, y cambios de rumbo súbitos. El calor corporal prende el principio natural, presente en esta mezcla específica de hierbas, y se encienden los espíritus del lugar. Nacen del éter llamaradas azules y un gran fuego que parece que va a arrastrar el mundo a no se sabe dónde. Hay quien se transforma en dragón, y ruge y se arrastra, quien en hada, y revolotea entre destellos. Vagan en la noche asustando a todo bicho viviente, y al menos en la aldea más cercana, todo el mundo vela tapado bajo las mantas, o si duerme, tiene pesadillas. Antes del amanecer vuelven a la forma humana. Acuerdan no repetir el ritual, pero están mintiendo.

Una aparición

Un amanecer claro, brillante, y un frío cortante hacen que no les importe tanto la prisa que les meten, en el traslado de una unidad de trabajo a otra. Los ojos como platos no se pierden detalle de los paisajes nuevos y los pequeños sucesos que encuentran a su camino: alguien que desde lejos grita una despedida incomprensible, un transporte de mercancías varado, mercaderes gritando y gesticulando, alguien que en el camino se arranca a cantar a los cuatro vientos, imágenes gigantescas que parecen vigilar el paso, vegetación nueva y aves extrañas que saludan al día como las de su rincón del mundo, pero que no son las mismas. Lo más increíble está a punto de suceder, y nada de lo aprendido les ha preparado para esto. Primero son sólo dos que se dan cuenta, luego cuatro más, y por fin todo el grupo se agolpa, se abraza, temblando, saltando, medio cayendo mientras intentan seguir el trayecto al ritmo obligado. La persona que les conduce intenta atajar la indisciplina con gritos y empujones, pero la maravilla que ven tiene un efecto anestésico. Se abrazan, y entre susurros y a gritos no se sabe si nombran o llaman a la criatura. Como si todo el mundo, incluida la aparición, no se hubiera dado cuenta de sobras de que, efectivamente, ahí está. Corre en paralelo al camino durante un buen trecho, exhalando vapor desde todo el cuerpo, con el pelo gris sacudiéndose a cada zancada, y los ojos brillantes, de cristal húmedo, encastados en humo negro, mirándoles, sonriente: ¡Una mujer-lobo! ¡Una mujer-lobo! Gritan, felices de poder nombrar.

Jesusi Jeleton, marica no binarie, hace de dibujante, escritore, librere, tarotista, cocinere, bajista, bailarine, tejedora-bordadora. En resumen, trata de estar bastante disponible para lo que haga falta. Nació en 1972 en varios puntos de Bizkaia a la vez. Forma parte del Equipo Jeleton desde 1999, de la cooperativa La caníbal desde 2013, tocó con Perlita y con Amante. Ayudó a organizar un Ladyfest y participó en otros. Ahora lleva entre otras cosas un club de lectura de literaturas LGTB+ en la biblioteca Sagrada Família de Barcelona.

Retrato de Jesusi Jeleton por @tramabarcelo

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