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Abro la puerta, te lanzo un beso, cruzo dónde estás tú, te lo digo antes de que digas nada. Te invito a pasar. Qué bien que hayas venido, te he echado de menos.
Abro esta última entrada para cerrar el tema del mes de Julio que explora las poéticas de la puerta. Para este editorial he trabajado desde y junto a los diferentes puntos de vista y los trabajos artísticos y de investigación de cada autore: Stephan Blumenschein, Tait Mandler, Luz Broto y Marjolein Schepers.
Si hay algo que tienen en común las cuatro contribuciones de este mes es que todas son brecha-culo-frontera. De una manera u otra, todes les autores trabajan desarticulando aspectos de la puerta como objeto de mediación. La desarropan de su dualidad reclamando la posibilidad de la multiplicidad. Nos invitan a recordar que uno nunca entra o sale por una puerta si no por los millones de códigos que la sostienen en pie ¿por qué si no necesitamos carteles para indicarnos si están abiertas o cerradas? Todes examinan, exponen y critican la puerta como herramienta de gestión de rupturas y binarismos: Abierto. Cerrado. Si. No. Dentro. Fuera. Humano. Inhumano. Legal. Ilegal. Vida. Muerte. Correcto. Incorrecto. Mente. Cuerpo. Nosotres. Ellos.
Las piezas de Luz y Stephan piensan la puerta más allá de sí misma pero en su contexto – a menudo el del museo o la galería – y la gente que la traspasa. El trabajo de Luz desgrana la dualidad de la puerta jugando con sus códigos y performatividades, invitándonos a pasar por la puerta de atrás, la trampilla, la que nadie quiere abrir, la olvidada, la tapiada o la de le vecine que nos ha prestado las llaves. Por su parte, Stephan desarticula la fantasía de la ausencia de puertas y como se traduce en los espacios expositivos. Una falsa idea de libertad, pues lo que fluye sin ton ni son – sin las pausas a las que invita la puerta – no está perdido a la deriva, si no que más bien está ciego a los límites del otro.
Al desarticular la puerta como objeto arquitectónico que encarna las política de la ruptura, también hay una intención de desvelar los procesos colectivos que las imponen y mantienen. Es decir, cómo estas políticas desencadenan códigos de comportamiento y juicios morales parte de la vida cotidiana que performamos por hábito. Que nos traspasan y atrapan. Que reiteran límites tóxicos que asumen y juzgan qué lugares y cuerpos son penetrables y cuáles no. Durante este mes ha habido un comentario crítico a estas políticas de la puerta especialmente en el trabajo de Marjolein y Tait que piensan la puerta en términos de penetrabilidad e impenetrabilidad: que cuerpos pasan y cuáles se quedan a las puertas, o que puertas podemos abrir cuando todas están cerradas.
Marjolein plantea la puerta como un espacio entre, y se centra en el análisis de las puertas de las ciudades, tanto las de las antiguas murallas como las actuales fronteras que mantiene en el limbo a migrantes indocumentados, solicitantes de asilo o personas con un permiso de residencia precario. Cuando las políticas de inmigración imposibilitan la entrada a un lugar, se abre lo que Marjolein llama la puerta como espacio de exclusión, de vivir literalmente en el umbral. Marjolein nos habla desde su experiencia en los Países Bajos y Bélgica a través del trabajo del artista David Bernstein y el poeta Rodaan Al Galidi.
La contribución de Tait aplica la noción de impenetrabilidad a los conceptos de historia y trauma. Tait nos guía por la historia colonial de la ciudad de Quito para trazar un viaje por las señales y la vida de los indígenas que reaparecen y conviven con el presente, a pesar de que constantemente se quiera mantener en la dimensión del pasado o la falsa omisión. Paralelamente, Tait reflexiona sobre la imposibilidad de la impenetrabilidad en relación a su propie memoria y trauma que sigue reapareciendo en su vida a pesar de que ya estaba enterrado. En un juego de palimpsestos, el texto de Tait invita a pensar la puerta como un presente siempre enredado en el entramado del pasado. La puerta palimpsesto es como la que describe Hélène Cixous: una puerta orgánica y temporal en la que inevitablemente acaba permeando el pasado y la muerte.
This is our misfortune: in the case of apocalypse—when we are invited to rise above ourselves, so as to see the worst, as though to see the best—almost always we faint away. Mourning shows us the door, we are dislodged from our interior habitation, an absence moves into our place.[1]Cixous, Hélène, “What Is It O’Clock? Orthe Door (We Never Enter)”, en McQuillan, Martin (ed.), Deconstruction, Routledge, New York, 2000..
Cuando pienso en la puerta como objeto frontera que marca qué cuerpos pueden o no penetrar, ser o no penetrados, no puedo evitar pensar en la puerta de atrás. En la puerta universal que a menudo se niega como entrada aunque es útil precisamente porque se abre. Se la quiere cerrada porque si no somos unes guarres, sodomitas, infames, débiles, pasives. Me refiero al culo, al ano, el ojete.
Javier Sáez y Sejo Carrascosa en su libro Por el culo. Políticas anales (2011) presentan precisamente un análisis y genealogía del culo en términos de penetrabilidad e impenetrabilidad. A pesar de que el culo no tiene sexo e independientempente de los órganos sexuales atribuidos o no de las personas, nuestra sociedad heteronormativa clasifica a los que practican sexo anal como cuerpos penetrables. Como explican Sáez y Carrasco, esto no es solo uno de los mecanismos que generan el desprecio por los hombres cisgénero gays, si no que hace de la categoría “penetrabilidad” una forma de definir la identidad de género de una persona. Las sociedades heterocentradas asocian a los cuerpos penetrables como femeninos, pasivos, esclavos, perdedores, débiles u objetos. Mientras los que penetran son considerados masculinos, activos, amos, ganadores, fuertes o sujetos [2]He tomado directamente las palabra que presentan Sáez y Carrascosa para mencionar estas parejas binarias. Véase Sáez, Javie y Carrascosa, Sejo. Por el culo. Políticas anales. Triangulin, ePub, … Continue reading Cadena atroz de asociaciones que articulan el poder en el sistema binario y moralizan el culo basándose en el uso placentero que se hace del mismo.
Estas imágenes son dos obras que piensan el coño y el culo como puertas para materializar algunas de las políticas de la penetrabilidad. En el caso de la catedral Hon (Imagen de la izquierda), la artista Niki de Saint Phalle reclama el coño como penetrable y lo convierte en puerta de entrada pública y parque de atracciones en su interior. Dentro de Hon había, entre muchas otras cosas: un planetario, sofás para relajarse, una sala de cine, una galería de arte falso, un bar, un estanque con peces o un teléfono público. Una manera de robarle la exclusividad como penetrador al hombre heterosexual y cisgénero, pues Hon daba la bienvenida a cualquier visitante.
Junto a Hon sitúo el trabajo de Anthea Hamilton Project for Door (After Gaetano Pesce) (2016) parte de la obra Lichen! Libido! Chastity! (2015) (imagen de la derecha) porque la puerta coño ha aparecido en muchas ocasiones[3] Para más ejemplos véase este post que de hecho fue mi primer acercamiento a la puerta coño. El post es de la cuenta de Instagram StepSistering que lleva Matías Daporta Gonzalez … Continue reading pero la puerta culo no tanto. Quizá precisamente porque el pensamiento heteronormativo considera que el culo no tiene una doble función como la puerta, entrada y salida. De hecho, esta es la única puerta culo que he encontrado y ni siquiera es puerta, originalmente era una escultura para un proyecto de puerta del arquitecto Gaetano Pesce que nunca llegó a construirse. Hamilton también la presentó como escultura, los visitantes no estaban invitados a entrar dentro como en el caso de Hon.
El hecho de que este culo tampoco tenga ni ano ni pelos, nos devuelve una especie de caricatura de la castidad que intenta imponer sobre el culo el pensamiento heterocentrado que analizan Sáez y Carrasco. Es decir, el culo es limpio y mejor cerrado, no se abre ni se penetra y mucho menos si es para un uso placentero. Usar el ano como puerta de entrada es, entre otras cosas, una manera de dislocar la definición de género en términos heteronormativos. Como apunta Sara Ahmed es la noción de uso la que a menudo nos acerca a las maneras en las que se define el género pero también desde dónde podemos corromperlo. Ahmed llama a esto último, usos cuir:
Queer uses, when things are used for purposes other than the ones for which they were intended, still reference the qualities of a thing (…) Queer use might also be understood as improper use; queer use as perversion (…) The figure of the pervert comes up as the one whose misuse of the things is a form of self-revelation.[4] Ahmed, Sara, Queer Use, para su feministkilljoy blog, 2018. Disponible: https://feministkilljoys.com/2018/11/08/queer-use/ Último acceso 23 de Julio de 2021.
Las puertas coño y culo representan usos cuir y revelan los códigos asociados a las aperturas físicas y sus regímenes de entrada y salida. Los trabajos artísticos que aparecen o son parte de los textos de Stephan y Luz en este tema del mes, aportan algo muy parecido, remiten a la posibilidad de jugar y cambiar los usos habituales de la puerta para cuestionar sus códigos. Por ejemplo, Luz transforma los usos de la puerta cuando en su trabajo la cierra durante jornadas de estudios abiertos, cuando la abre para dejar pasar una manguera o una cuerda o cuando cambia los candados de un portón. Algunos de los usos que plantea Luz en su obra, en su lista de más o menos doscientas cincuenta puertas, perturba los códigos de vigilancia, así como de público y privado que definen nuestras puertas.
Ahmed propone la puerta[5]Knocking on the Door: Complaints and Other Stories about Institutions, Online lecture, The Humanities Institute, Stony Brook University, 2021. El trabajo de Ahmed acerca de la puerta se centra en el … Continue reading como objeto y elemento discursivo articulador de relaciones de poder, y a su vez la define como herramienta para desmantelar la casa del amo[6] Ahmed toma esta idea del trabajo de Audre Lorde que habla desde el lugar de la mujer negra lesbiana: “For the master’s tools will never dismantle the master’s house. They may allow us … Continue reading Es decir, reclamar y transformar lo que se nos niega comenzando por los usos de las herramientas que tenemos al alcance, sean las que sean. Un poco como he venido reflexionando aquí junto a los autores del mes y sus maneras de desarticular las dualidades y las dobles caras de la puerta. Un poco como usar el culo como entrada; la puerta del maestro como salida de emergencia que se nos dijo que no existía; entrar sin llamar para reclamar nuestra presencia; pegar un portazo; seducir al portero; o espiar por la mirilla de la puerta, como hago ahora mientras te veo salir. Hablamos mañana. El ojo en la puerta ya cerrada para frustrar la despedida y los para siempres.
↑1 | Cixous, Hélène, “What Is It O’Clock? Orthe Door (We Never Enter)”, en McQuillan, Martin (ed.), Deconstruction, Routledge, New York, 2000.. |
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↑2 | He tomado directamente las palabra que presentan Sáez y Carrascosa para mencionar estas parejas binarias. Véase Sáez, Javie y Carrascosa, Sejo. Por el culo. Políticas anales. Triangulin, ePub, 2011, p.13. |
↑3 | Para más ejemplos véase este post que de hecho fue mi primer acercamiento a la puerta coño. El post es de la cuenta de Instagram StepSistering que lleva Matías Daporta Gonzalez https://www.instagram.com/p/CLE4-vijE06/ Último acceso 23 de Julio de 2021. |
↑4 | Ahmed, Sara, Queer Use, para su feministkilljoy blog, 2018. Disponible: https://feministkilljoys.com/2018/11/08/queer-use/ Último acceso 23 de Julio de 2021. |
↑5 | Knocking on the Door: Complaints and Other Stories about Institutions, Online lecture, The Humanities Institute, Stony Brook University, 2021. El trabajo de Ahmed acerca de la puerta se centra en el análisis de la puerta en el contexto de la institución académica y los diferentes tipos de abuso de poder que ocurren “tras las puertas.” Para ello Ahmed, entre otros métodos, analiza los discursos de mujeres abusadas y como usan la puerta como metáfora. Más sobre este tema puede encontrarse aquí: https://feministkilljoys.com/2019/10/31/the-same-door/ Último acceso 23 de Julio de 2021. |
↑6 | Ahmed toma esta idea del trabajo de Audre Lorde que habla desde el lugar de la mujer negra lesbiana: “For the master’s tools will never dismantle the master’s house. They may allow us temporarily to beat him at his own game, but they will never enable us to bring about genuine change. And this fact is only threatening to those women who still define the master’s house as their only source of support.” (1984). Parte de este texto es citado por Sara Ahmed en su libro What′s the Use? On the Uses of Use, Duke University Press, Durham, 2019 |
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